domingo, 30 de mayo de 2010

CAPÍTULO 22 (PARTE 1)

Volví a la habitación con una botella de agua en la mano. Eran las once de la noche. Me tiré en la cama de golpe provocando su risa.

- ¿Se puede saber qué haces? – dijo quitándome la botella de las manos y dejándola en el suelo después de beber un breve sorbo.

Me eché encima de ella, intentando forcejear. Pero en lugar de intentar pelear Britney me agarró con fuerza por la cintura acercándome a ella y aprovechando para besarme. Traté de soltarme pero su presa me lo impedía y poco a poco fui cediendo y dejando que su boca encontrara lo que tanto buscaba, la mía. Tras un rato vagando por su cuerpo, por sus besos, me separé y me tumbé a su lado.

- Amy – dijo después de un instante de silencio – cuéntame algo que nunca me hayas contado.

Estuve bastante tiempo en silencio, abrazándola y pensando en ello, porque no se me ocurría nada así de buenas a primeras. Finalmente dije:

- ¿Te he contado alguna vez cómo me gustaría que fuera mi boda? En el caso de que quisiera casarme…

- No. Cuéntame.

- Pues… a ver, ya sabes que para mí lo importante es el hecho de querer pasar el resto de tu vida con esa persona, de querer compartirlo todo; así que me da igual quien nos case o si legalmente esa boda tiene algún valor… para mí lo importante es eso, la unión. Pero me gustaría que, sea como sea la boda, fuera en París.

- ¿En París?

Asentí.

- Ya sé que ya te he hablado de París mil veces, pero nunca te he explicado esto. Es una ciudad… especial. Me pareció tan atractiva, tan bohemia y al mismo tiempo tan romántica… Pienso que yo había dejado de creer en el amor cuando mis padres se separaron, siendo yo aún una enana. Y creo que volví a creer en el amor cuando llegué a París. La gente, las luces, el Sena, los puentes, los parques… no sabría decirte por qué, pero creo en París y en lo que representa. Pienso que Bogart tenía razón, al final, siempre nos quedará París.

Se quedó observándome con una expresión super dulce en la cara. Cogí la sábana y me metí debajo riendo.

- Lo siento, he sido demasiado cursi, de nuevo.

- Te repito que lo cursi está infravalorado.

Se metió debajo de la sábana conmigo.

- ¿El mundo se ve mejor desde aquí? – mientras lo preguntó se acercó a mí acomodando su cabeza en mis hombros.

- Todo se ve mejor desde aquí – la atraje hacía mí para que se diera cuenta de que me refería a cuando ella estaba – Bueno, te toca. Algo que nunca me hayas contado.

- Siempre he querido hacerme otro tatto, pero nunca me he atrevido, o no encontraba algo que valiera la pena llevar para siempre en la piel.

- ¿Y lo has encontrado ya?

- Sí. Quería que fuera algo especial, algo relacionado contigo, con nosotras. Pero a la vez distinto, no ponerme simplemente tu nombre o tu inicial, algo más original.

- ¿Y…?

- Quiero tatuarme la palabra “Angie”.

- ¿Es tu próxima novia?

Me pegó suavemente mientras se echaba a reír.

- Cuando chocamos en el portal, cuando nos vimos por primera vez, ibas escuchando “Angie” de los Rolling.

- ¡No puedo creer que te acuerdes de eso!

- ¡Ja! – dijo con aires de superioridad - Yo me acuerdo de todo.

La besé.

- ¡Puf! Somos dos empalagosas… ¡Y me encanta!

Sonrió mientras empezaba a acariciarme la cara.

- Tengo una última sorpresa – dije de repente.

- ¿Más?

- Es una tontería… Date una ducha primero, ponte el vestido que te compré y luego vete hacia el salón. Te espero allí.

Me levanté de la cama con la ropa interior puesta y me fui hacia el otro lado de la casa.

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