lunes, 25 de enero de 2010

CAPÍTULO 5 (PARTE 3)

- Por eso te hiciste el tatuaje...
- Sí. No quería olvidar la suerte que tuve de tener una familia que me apoyara. El tatuaje es como un agradecimiento y a la vez, como un símbolo de que siempre los llevo conmigo, de que estamos unidos.
- Me parece precioso. Aún más que antes.
Se secó las lágrimas y me abrazó.
- Siento haberme puesto tan ñoña.
- ¡Shhh! No digas tonterías. Me encanta que me lo hayas contado.
Sin apartar sus ojos de los míos se acercó más a mí, cuando estábamos muy cerca los cerró y me besó. Mientras sus labios y su lengua se perdían en mi boca de forma sensual, con una mano empezó a acariciarme el cuello. Fue un beso largo e intenso. Nos apartamos al cabo de unos minutos para tomar aliento. Britney tenía el poder de hacer que cuando me besaba me olvidara del resto del mundo, incluso de mis propios pensamientos. Y eso me encantaba porque por lo general soy una persona poco impulsiva y le doy muchas vueltas a todo. Con ella, simplemente, la atracción y las ganas de tenerla cerca eran demasiado fuertes, me daba igual lo que me dijera mi cabeza o las futuras consecuencias de empezar a salir con una chica. En ese momento solo existíamos ella y yo.
- ¿Sabes qué? - me dijo mientras se tumbaba apoyando la cabeza en mis piernas.
- Dime.
- Cuando nos vimos por primera vez, en el portal.
- Sí.
- Cuando te fuiste hacia el ascensor y yo salí a la calle pensé: creo que me va a encantar vivir aquí.
Me reí; mientras empecé a acariciarle el cuello, la cara y a jugar con su pelo.
- Y aunque suene raro - prosiguió - o incluso dé un poco de miedo lo cierto es que en ese momento ya quería conocerte, de alguna forma ya me gustabas. Ya sé que aún no sabía nada de ti, pero sentía una conexión extraña, no sé si me explico. Igual te parece que estoy loca...
- No me faltaría razón si lo pensara porque parece de locos, pero te entiendo, yo también sentí eso. De hecho, cuando iba en el ascensor una parte de mí me decía: vuelve abajo.
- Somos raras.
- Puede. Pero si ser raro es sentir esto, me encanta serlo.
Sonrió y me cogió por el cuello suavemente empujándome hacia abajo para que volviera a besarla.
Estuvimos un buen rato hablando. Hasta que ambas empezamos a tener sueño. Me levanté para ir a beber agua y cuando volví me tumbé en mi cama. Ella se metió dentro de la suya para taparse con la sábana. Se giró para poder mirarme y yo hice lo mismo. Y me di cuenta de que me iba a costar muchísimo dormirme teniéndola tan cerca pero sin poder tocarla. Quería dormir abrazada a ella y despertarme a su lado.
Sin levantarme de la cama estiré la mano y ella me la cogió. A medida que acariciaba su mano mientras la miraba las ganas de dormir con ella se multiplicaban; pero no me atrevía a decírselo porque supuse que creería que quería hacerlo con ella. Y, definitivamente, yo no estaba preparada para eso. Era virgen y aunque me gustaba mucho, lo cierto es que apenas conocía a Britney. Y además hasta que la conocí nunca me había planteado de verdad estar con una chica, mucho menos hacerlo con una chica. Necesitaba pensar en todo lo que me estaba pasando y en cómo me sentía antes de hacer algo tan definitivo como perder la virginidad.
Por suerte no tuve que decir nada porque fue ella la que dio el primer paso.
- Ven.
- ¿Qué...? - le dije.
- Duerme conmigo.
La miré con cara de duda.
- Solo dormir - insistió - Quiero abrazarte.
Me levanté de la cama y me hizo un hueco en la suya.
- Hoy ha sido una de las mejores noches de mi vida - lo dije sinceramente.
- Y de la mía.
Me besó la mano, la muñeca, el brazo, apartó un poco la camiseta para seguir por el hombro y me mordió suavemente el cuello.
- Mmmm ... mejor paro que si no no voy a poder cumplir mi promesa de solo dormir.
Sonreí y la besé en el cuello echándole hacia atrás el pelo.
- Buenas noches, Amy - me susurró al oído.
- Buenas noches.
Se giró hacia la pared cogiendo mi mano y poniendo así mi brazo alrededor de su cuerpo. Me acerqué un poco más a ella hasta estar totalmente juntas. Había dormido alguna vez con alguien en la misma cama pero nunca lo había hecho abrazada a nadie. Cerré los ojos y dejé que su olor me envolviera; su pelo rozando mi cara, su mano cerrada en la mía, su piel... No sé cuando me quedé dormida exactamente, pero recuerdo haber estado despierta, mirándola, durante mucho tiempo.
Sin duda y como le dije a ella, fue una de las mejores noches de mi vida.

CAPÍTULO 5 (PARTE 2)

Fui al salón y me senté al lado de Britney en el sofá.
- ¿Te lo estás pasando bien?
- Mucho. Ojalá esta noche no se acabara - mientras lo dijo me cogió la mano.
- No tiene por qué acabarse. Puedes quedarte a dormir.
- Me encantaría, pero no quiero molestar.
- No vas a molestar, además Vero también se queda. Así que si a mis padres no les importa que se quede una amiga tampoco les importará que se queden dos.
- ¿Segura?
- Sí. Pero si no quieres o no te apetece no pasa nada...
- Claro que quiero.
Vero volvió al salón y estuvimos hablando y bailando las tres hasta tarde. Vero había bebido bastante y hacia las cuatro de la mañana estaba prácticamente k.o. así que con ayuda de Britney la tumbé en la cama de mi hermana. En mi habitación, debajo de mi cama, había otra que se podía desplegar fácilmente. En un principio allí era donde iba a dormir Vero, como hacíamos siempre que se quedaba a pasar la noche en mi casa, pero en ese momento Vero ya estaba dormida y yo aún no había sacado la cama. Britney me ayudó a poner las sábanas. Me empecé a poner nerviosa cuando me di cuenta de que sería ella la que durmiera allí, en la misma habitación que yo.
Al principio ella quiso ayudarme a recoger un poco las botellas y todo lo demás del salón, pero la convencí de que ya lo haríamos al día siguiente. Volvimos a mi habitación y le dije que podía coger algo de ropa para cambiarse y dormir más cómoda. Cogió un pantalón corto y una camiseta de tirantes.
Cuando iba a empezar a cambiarse de ropa la miré de reojo. Me mordí el labio porque estaba bastante nerviosa, ¿qué debía hacer? ¿marcharme de la habitación para que se cambiase? ¿o quedarme como lo hubiera hecho si la que se estuviera cambiando fuera Vero? Al final decidí que lo mejor era dejarle un poco de intimidad y salir de la habitación. Cogí el pijama de verano que iba a ponerme, pero cuando ya iba hacia la puerta Britney me agarró suavemente por la muñeca.
- No tienes que irte - dijo sonriendo.
- ¿Segura?
Asintió.
- A no ser que estés incómoda y tú quieras cambiarte a solas...
- No, estoy bien Britney.
Ambas sonreímos. Volví a la cama para dejar la ropa encima y empezar a cambiarme. Ella se había entretenido mirando las fotos que yo tenía colgadas en un tablón. En la mayoría salía con Vero o con Diego, aunque también había más amigos en otras. Mientras Britney las miraba me quité la ropa y me puse el pijama. Dejé todo encima de la mesa y me tumbé en la cama. Cuando terminó de curiosear por mi habitación y se quitó la camiseta para ponerse la que yo le había prestado, no pude evitar mirar de reojo. Se había soltado la coleta y el pelo le caía sobre el sujetador negro. Era realmente preciosa; y en ese instante supe que nadie podría decirme nunca lo contrario. Me fijé en que tenía un pequeño tatuaje en la espalda, justo debajo del hombro izquierdo: eran tres estrellas pequeñas, azules por el borde.
- No sabía que tenías un tatuaje. ¿Dolió?
- Un poco, pero no mucho.
- ¿Cuándo te lo hiciste?
- Bueno... es prácticamente nuevo. Me lo hice hace un par de meses. Llevaba un tiempo pidiéndoselo a mis padres y al final, en mi cumpleaños, me dijeron que podía hacérmelo; fue su regalo.
- Me encanta. Te queda muy bien. ¿Sabes? Sienna Miller tiene uno igual en el hombro.
- Lo sé - dijo riendo.
- Recuerdo que cuando lo vi me encantó, me pareció un tatuaje bonito pero discreto.
- Ya, no las típicas horteradas que se ponen los famosos.
- Exacto.
- A mí también me gustó cuando se lo vi. Pero lo cierto es que no me lo hice por eso.
Se quedó callada.
- ¿Y por qué te lo hiciste?
- Bueno, es una historia un poco larga.
Ya había terminado de cambiarse y se sentó en la cama de al lado.
- Tenemos tiempo.
Me miró y dudó durante un rato. Se tumbó en la cama, boca abajo, pero mirando hacia mí.
- A ver... el tatuaje es como un símbolo, por eso me lo hice.
Dejé que siguiera explicándomelo, que encontrara sus propias palabras.
- Son tres estrellas porque representan a mi madre, mi padre y mi hermana. Quería... es que no sé muy bien cómo explicarlo.
- Tranquila, tómate tu tiempo.
- Estas Navidades mi hermana me preguntó por Jesse, no recuerdo qué me preguntó exactamente. Pero al final le acabé contando que estaba saliendo con ella. Mi familia aún no sabía que soy lesbiana; así que Rachel fue la primera en saberlo.
- Rachel es tu hermana ¿no?
- Sí. Se lo tomó muy bien, me dijo que en cierto modo ya lo sospechaba pero que quería esperar a que yo estuviera preparada para hablar de ello. Y estuvimos hablando durante mucho tiempo... Luego, al día siguiente me senté a hablar con mis padres y se lo dije. Ellos no se lo esperaban, sobre todo mi padre. Creo que fue el que más se sorprendió.
- Bueno, los hombres suelen ser menos observadores no es de extrañar que fuera el más sorprendido.
- Ya - se rió.
- ¿Y cómo fue? ¿Cómo reaccionaron?
- Pues eso, al principio les pillé desprevenidos y no reaccionaban. Luego hablamos de ello, me preguntaron si estaba segura o si se trataba solamente de una fase. Les expliqué cómo me sentía. Y creo que al final me entendieron.
- ¿Fue difícil?
- ¿Decírselo? Sí, fue bastante duro. Nosotros no somos una familia muy religiosa ni cerrados de mente pero aún así... Ser gay en Estados Unidos no es fácil. Bueno, no es fácil en ningún sitio; pero al menos en Europa ya hay muchos países que permiten el matrimonio gay ¿entiendes? La sociedad americana sigue siendo bastante conservadora. Eso va cambiando poco a poco pero...
- Ya, lo entiendo.
Y realmente lo entendía. Aquí, al menos, la ley respalda a los homosexuales, bisexuales y transexuales. Allí muchas veces no es así.
- Yo... no quería decepcionarles - siguió - Era lo que más miedo me daba, que no me aceptaran y me obligaran a elegir entre ellos o mi felicidad. Porque era consciente de que eso podía pasar, de que ocurre en muchas familias. Sabía que existía la posibilidad de perderlos, pero no pensaba renunciar a mi felicidad, a lo que soy. Gracias a Dios no tuve que hacerlo. Cuando se les pasó la sorpresa creo que lo primero que querían era protegerme. Se dieron cuenta de que iba a sufrir mucho. Aquello no iba a ser fácil para mí porque vivíamos en un sitio pequeño y se iba a correr la voz en seguida. Y no es que me importara especialmente, pero la gente podía llegar a ser tan cruel... ellos no quería ser los primeros en hacerme daño, querían apoyarme desde el principio.
Paró un momento. Se incorporó y se sentó en la cama apoyando la espalda en la pared.
- Me dijeron que seguía siendo quién era, que aquello no cambiaba mi personalidad, que no significaba que hubiera dejado de ser divertida, inteligente, dulce y buena persona. Que todo eso seguía formando parte de mí y que por eso me querían - noté que empezaba a tener los ojos llenos de lágrimas - tanto si era hetero como si no.
Me pareció que realmente se estaba abriendo conmigo y que aquello era importante para ella, todavía ahora le afectaba de forma visible. Me conmovió que estuviera tan cómoda conmigo y tuviera la confianza para contarme algo que era tan importante para ella.
Una lágrima le rodó por la mejilla. Me levanté de la cama y me senté a su lado. Besé una de las lágrimas que le caían por la cara.

CAPÍTULO 5 (PARTE 1)

Cuando se abrió el ascensor y no nos quedó más remedio que separarnos y volver con los demás (sobre todo porque estaban en mi casa), la miré durante un largo instante, intentando descifrarme a mí misma. Me fijé en lo guapa que estaba con el flequillo cayéndole sobre los ojos, en que tenía tres lunares muy sensuales en la parte derecha del cuello y por primera vez me fijé en como me miraba. Vero tenía razón; Britney me miraba de forma especial, acariciándome sin tocarme, hablándome sin decir nada. Justo antes de llamar a mi casa para que nos dejasen pasar, volví a besarla. Fue igual de dulce que el primer beso, pero en este quizás había más complicidad, más deseo.
Oímos pasos que se acercaban a la puerta así que, aunque nos costó, nos separamos inmediatamente. Era Álex que tenía que irse ya a casa. Nos despedimos de él dándole dos besos. Le dijo a Britney que le había encantado conocerla etc. Estábamos deseando entrar antes de que Álex le pidiera su número de móvil o de que le dijera de quedar otro día. Todo eso al final no ocurrió.
Entramos y fuimos hacia el salón, donde estaban todos bailando. Nos unimos a ellos. Y prácticamente me pasé el tiempo que estuvimos bailando casi hipnotizada mirando a Britney. Se notaba que le gustaba bailar y, además, se le daba muy bien. Más tarde cuando ya estábamos un poco cansados de bailar, Diego propuso jugar al "yo nunca", con las cervezas que habíamos traído.
- ¿Os apetece? - dijo Pablo bastante animado.
- A mí me da igual, pero ese juego suele traer problemas - dijo Vero.
- ¡Qué va! Fijo que lo pasamos bien. Y así conocemos mejor a Britney y ella a nosotros.
Para jugar nos sentamos en el suelo en círculo. Tras un par de frases simples hechas a propósito para que todos bebiéramos, Diego dijo:
- Yo nunca... he besado a una chica - hizo un gesto con la botella, como si quisiera brindar aunque no llegó a hacerlo mirando hacia Vero. Esta se rió y bebió, al igual que Pablo y Diego. Lo que no creo que se esperasen tanto es que Britney y yo también bebiéramos.
Vero se quedó mirándome con los ojos como platos y las cejas levantadas en señal de interrogante.
- ¿La has besado? - dijo Diego mirando a Vero.
- ¿Qué? - contestamos ella y yo a la vez.
- Ok, era una tontería - reconoció - Pero es que fue la primera explicación que me vino a la cabeza. ¿Y entonces con quién?
- El juego no es así, no tengo por qué responder a eso.
- Vaaale.
- Tú y yo ya hablaremos luego - me dijo Vero.
- ¿Y tú también has besado a una chica? - le preguntó Diego a Britney con curiosidad.
- He bebido ¿no? Así que sí, he besado a una chica. Aunque en realidad tengo que decirte que han sido varias.
Todos nos reímos, menos Diego que seguía en shock.
- Entonces... tu ex, Jesse, es una chica ¿no?
- Sí, es una chica.
Vero me miró, no sé si inconscientemente o con esa intención. Le sonreí dándole a entender que las cosas estaban bien.
- Ok, siento ser tan cotilla - le dijo a Britney - pero es que Amy y yo habíamos hablado de eso pero no teníamos claro si era una chica o no.
Britney me miró de reojo. Me di cuenta de que ella acababa de pensar que si ya lo habíamos hablado significaba que a lo mejor yo ya me había interesado por ella mucho antes de esta noche. Una sonrisa se asomó en sus labios.
- ¿Entonces eres bi? - insistió Diego.
- No, si tenías en mente un trío siento decepcionarte - volvimos a reírnos todos - Soy lesbiana.
- Ok - Supongo que le pobre Diego estaba intentando disimular su sorpresa pero lo cierto es que no se le daba muy bien.
- ¿Seguimos? - comentó Pablo - Venga, ahora digo yo una. Yo nuca... me he sentido atraído por alguien de esta habitación.
Lo curioso es que todos bebimos. Y mientras yo lo hacía pensé en Britney pero en ningún momento en Diego.
Supongo que en ese instante en las mentes de Diego y Pablo, después de saber que Britney era lesbiana, rondaban las cavilaciones sobre por quién se había sentido atraída ¿por Vero o por mí?
Vero y yo nos miramos. Nosotras no teníamos que pensarlo; ya sabíamos la respuesta.

Jugamos durante unos veinte minutos más y finalmente Pablo y Diego dijeron que tenían que irse. Se despidieron y se marcharon. Ya eran más o menos las dos pero no quería que Britney se fuera.
Me fui un momento con Vero a la cocina para hablar. Lo primero que me dijo cuando Britney ya no podía oírnos fue:
- ¿Os habéis liado? ¿Cuándo? ¿Y cuándo pensabas contármelo?
- Eh, tranqui. En el interrogatorio las preguntas de una en una por favor.
- Si me contaras las cosas no tendría que hacer ningún interrogatorio...
- ¿Cuándo? Si no tuve tiempo. La besé antes, cuando bajamos a por las cervezas a su casa.
- Entonces os liasteis ¿y qué tal?
- No nos liamos, solo fue un beso. Bueno...dos.
- Pues eso, que os liasteis.
Puse los ojos en blanco.
- Vale, nos liamos.
- ¿Te gustó?
Me mordí el labio inferior, realmente no quería mentirle. Pero, tampoco es que me apeteciera tener esa conversación en ese momento. No quería pensar en ello, en lo que esto significaba o en cómo iba a afectar a mi vida en el futuro. Solo quería dejarme llevar... De todas formas, Vero era mi mejor amiga y no quería mentirle, además, sabía de sobra que aunque ahora no pudiéramos y lo dejáramos para otro momento, tarde o temprano tendríamos esa conversación.
- Sí, me gustó. Y mucho...
Vero no pudo evitar echarse a reír.
- Ok, ya hablaremos de esto.
- Por supuesto enana.
- Una cosa, te importa que Britney se quede a dormir. Bueno, no sé si querrá. No le dije nada porque quería preguntarte primero.
- ¿Cómo me va a importar? Para nada... y además te recuerdo que es tu casa. No me tienes que pedir permiso para invitar a alguien.
- Ya lo sé, pero quiero hacerlo.
Le pegué un suave puñetazo en el hombro.
- ¿Seguro que no te importa?
- No me importa, Amy. I mean it.
- Gracias.
- Anda, vete a hablar con ella y dile si quiere quedarse.

martes, 19 de enero de 2010

CAPÍTULO 4 (PARTE 5)

Una vez en mi casa Diego y yo estábamos en la cocina mientras los otros bailaban en el salón.
- Oye, una cosa - me dijo de repente.
- Dime.
- Álex me pidió que indagues un poco sobre si Britney sale con alguien.
- No sale con nadie. ¿Por?
- Quiere que averigües si se liaría con él.
- ¿Le gusta Britney?
- Eso parece ¿te sorprende?
- No, bueno, es evidente que es guapa.
- Es evidente. Y de paso pregúntale también si le molo yo.
- Que morro tenéis. ¿Y no podéis entrarle vosotros y averiguarlo solitos?
- Venga, Amy, hazme ese favor. Imagina que le entra uno y le rechaza y luego le entra el otro. Va a pensar que en España estamos todos salidos.
- Mucha razón no le faltaría.
- ¿Lo harás?
- Sí. Aunque solo sea porque no quedemos mal todos los españoles.
Me abrazó mientras se reía.
- Gracias. Te adoro.
Britney entró en ese momento.
- Perdón.
- No, no pasa nada. Este ya se iba - y empujé a Diego hacia la puerta de la cocina. Me senté en la mesa y ella se acercó y se puso enfrente de mí, de pie.
- Lo siento si he interrumpido algo.
- Que va.
- ¿Seguro? Parecíais...
- Para nada, todo lo contrario, me estaba hablando de otra chica. De todas formas, la próxima vez que quedemos te voy a pasar una lista con mis posibles líos, para que no me emparejes con gente con la que no hay absolutamente nada, como Vero o Diego - lo dije de coña, pero era cierto; esa noche no daba ni una.
- Entonces será una lista enorme.
- Créeme la tuya sería mucho más grande.
- ¿A qué te refieres?
- A ver, no me gusta andarme con rodeos y mucho menos en estas tonterías que debería saber arreglar solitos.
- No te sigo, Amy.
- A Diego y Álex les gustas. Se supone que tenía que averiguar si alguno te mola sin decirte esto. Pero... ni hay ganas ni mucho tiempo.
- ¿Les gusto?
- ¿Te sorprende? Es decir...mírate a un espejo Britney, claro que les gustas.
Se puso algo colorada y se sentó en la mesa, a mi lado.
- Lo que quieren saber es: ¿si te entraran te liarías con alguno?
- Bueno, son guapos, los dos. ¿Pero tú crees que me liaría con ellos?
- No sé, tampoco te conozco tanto ¿no?
Suspiró.
- Creí que sí lo suficiente. Pensé que te habías dado cuenta.
- ¿De qué?
En ese momento entró Álex y me preguntó si había alguna cerveza. En mi casa no quedaban así que Britney se ofreció a bajar a la suya a por unas.
- ¿Te acompaño? - se ofreció Álex.
Britney me miró. Bajé de la mesa y contesté por ella:
- No hace falta, creo que voy yo.
Nada más salir por la puerta y entrar en el ascensor le volví a preguntar de qué tenía que haberme dado cuenta. Me miró a los ojos.
- ¿En serio?
- Sí.
El ascensor se abrió. Entramos en su casa y me pareció realmente bonita así que se lo dije enseguida.
- Gracias.
Sonrió pero parecía estar nerviosa y creo que no quería seguir con la conversación de antes, le concedí un descanso pero no pensaba quedarme sin saberlo durante mucho tiempo.
- ¿Puedo ver tu habitación? - le pregunté.
- Claro. Es la primera a la izquierda. Voy a coger las cervezas mientras.
- Vale.
Aún llevaban poco tiempo allí y se notaba que Britney había empezado a decorar la habitación a su gusto, aunque tuve la impresión de que aún no había terminado. Recuerdo que lo que me llamó la atención nada más entrar por la puerta fue que encima de la cama había un gran mural hecho con fotos de distintos lugares del mundo. Había algunas que reconocí enseguida, eran fotos de Nueva York, Los Ángeles, Londres, París, Roma, Seattle, Venecia, Las Vegas, Madrid, Sydney... Pero también había muchas otras de sitios menos conocidos. Era sin duda la habitación más original que había visto en mi vida. Porque, al fin y al cabo, tener una foto de un cantante, actor o incluso de un sitio que te guste mucho, no es nada extraño. Pero tener una pared llena con sitios preciosos es, sin duda, algo especial. En ese instante y antes de fijarme en todo lo demás me enamoré de esa habitación. Luego me di cuenta de otras cosas; como por ejemplo, que la habitación era bastante más grande que la mía, ya que habían tirado la pared que en mi casa separaba mi habitación de la de mi hermana para formar una única, la de Britney. Además era muy peculiar el hecho de que la cama fuese tan grande como una de matrimonio. Sin duda no es algo que se suela ver en personas de nuestra edad. Tenía un edredón violeta y blanco precioso. Había también dibujos de ella por todas partes, parecidos o incluso alguno igual a los que vi el día que chocamos y los tiré todos por el suelo. Encima de la puerta había una foto grande enmarcada, al principio no lo reconocí, pero luego me fijé bien y me pareció su ciudad, Willmington. Mientras seguía ojeando la habitación ella volvió.
- ¿Te gusta?
Me giré para mirarla.
- ¿Estás de coña? Es perfecta. Nunca había visto una habitación tan bonita.
Sonrió. Y se puso un poco colorada.
- De todas formas, aún no está acabada.
- Pues será aún más perfecta cuando lo esté.
Volví a mirar el mural.
- ¿Cuando lo hiciste? Es increíble.
- Lo hice hace un par de años. Si te fijas - dijo señalando la esquina de una de las fotos - algunas tienen una pequeña marca; esos son los sitios en los que ya he estado. Mi mayor sueño es ir a todos esos sitios, porque es casi como dar la vuelta al mundo.
Me di cuenta de que no era solo una forma de hablar, ese era su sueño. Se le iluminaba la cara cuando hablaba de ello.
- ¿A cuántos has ido?
- Veinte.
- ¿Y cuántos son?
- Setenta.
- Irás a todos esos sitios, Britney. Lo conseguirás.
Realmente pensé que sería así, que ella iría a todos esos lugares, que su sueño se haría realidad.
- ¿Y tú vendrás conmigo? - lo dijo con un tono de voz que daba la impresión de que no bromeaba.
No contesté, simplemente sonreí.
- ¿Volvemos arriba? - dijo al final.
Pasó a mi lado pero la agarré cogí las cervezas y las dejé en la mesa.
- No nos vamos hasta que me digas de que tenía que darme cuenta.
- ¡Oh! Venga, vamos...
- Britney lo digo en serio, quiero saberlo.
Se quedó callada y me dio la espalda.
- Yo te conté todo lo de los rumores cuando lo preguntaste, ¿qué pasa? ¿No confías en mí? - pregunté algo insegura.
- Pues claro que confío en ti. Es solo que...
- ¿Qué?
- Que no quiero que te alejes de mí, no quiero que dejemos de ser amigas. No conozco a nadie más aquí.
Me acerqué a ella y le cogí la mano.
- Da igual lo que digas. No vamos a dejar de ser amigas por esto. Así que dime: ¿de qué tenía que darme cuenta?
Estuvo en silencio un tiempo antes de contestar. A pesar de que lo hizo aún vi la duda en sus ojos mientras hablaba, creo que se preguntaba si estaba tomando la decisión correcta al contármelo.
- ¿No te has dado cuenta de que tonteo contigo desde el primer dia, de que te trato de forma diferente? ¿No te has dado cuenta de que me gustas? Me gustas mucho Amy.
Al principio me asusté al oírlo. Creo que fui consciente por primera vez de que ella era una chica diciéndome que yo le gustaba, que tonteaba conmigo. Y también era evidente que algo me pasaba con aquella chica porque en ese instante el corazón me latía a mil por hora. Me aterró la idea de que tal vez no me conocía a mí misma tan bien como yo creía, que no sabía quién era yo en realidad. Creo que el miedo y la confusión se reflejaron en mi cara y, sobre todo, en mis ojos. Ella se dio cuenta.
- Déjalo. Olvida que lo he dicho. No quiero perderte por esto, así que haz como si no hubiera pasado.
Pasó a mi lado, cogió las cervezas y salió de la habitación. Escuché como se cerraba la puerta de casa.
Entonces reaccioné. Pensé en que si me olvidaba del miedo, si lo apartaba de mis sentimientos, vería lo que sentía de verdad. Y en el instante en que lo hice me di cuenta de que realmente era feliz en ese momento. Pensé en lo mucho que me gustaba estar con ella y en que me daba igual si era una chica.
Así que salí corriendo de la casa y me metí en el ascensor justo antes de que se cerrara. Sin decir nada cogí las cervezas de sus manos y las puse en el suelo. Me acerqué más a ella. La agarré por la cintura para que levantara la cara y me mirara. Entonces fui consciente de lo que realmente sentía y se lo dije:
- No vas a perderme. No quiero alejarme de ti.
Me acerqué aún más. Cerré los ojos y me dejé llevar. Fue absolutamente el mejor primer beso que podíamos haber tenido. Fue perfecto, aunque sucediera en un ascensor, con el ruido de éste de fondo y las cervezas por el suelo. Aquel era sin duda el mejor beso que me habían dado y no ignoré lo que eso significaba. Todo cambió de repente. Me gustaba una chica. Me gustaba Britney Spencer. La forma en que veía el mundo había cambiado. Y ya no volvería a ser igual. Allí, con ella a mi lado, con sus labios acariciando los míos por primera vez, me sentí más viva que nunca.

CAPÍTULO 4 (PARTE 4)

- ¿Me lo vas a contar? - me lanzó una mirada que insinuaba que sabía perfectamente que los tres habíamos dudado si contárselo o no y que, por tanto, era importante.
- ¿EL RUMOR? - sí, lo sé, era una pregunta estúpida; pero quería ganar tiempo para pensármelo.
Asintió.
- Es una tontería Britney.
Miré hacia otro lado intentando dar por zanjada la conversación.
- Si no quieres no me lo cuentes; pero no me mientas - se levantó del banco y se iba a marchar a hablar con Diego y sus amigos que estaban en frente pero la agarré y la giré hacia mí.
- Espera. ¿Estás enfadada?
- No...
No me miraba a la cara así que no sabía si creerla.
- Es solo... que parece que no confías en mí, Amy.
- ¡Ey! - La senté en el banco, de lado y me puse de la misma forma para quedar una en frente de la otra - No es que no confíe en ti... Es que no quiero que me juzgues por esa chorrada del rumor.
- ¡No voy a juzgarte!
La creí.
- A ver, el rumor era... es complicado de explicar... se inventaron que Vero tenía anorexia.
- ¿En serio? - dijo Britney sorprendida - ¿Quién puede inventarse algo así?
- Bueno, espera. Eso es solo el principio... Además de eso se inventaron que como tenía anorexia yo la cuidaba continuamente y que era la única que quería ayudarla, porque en esa época sus padres se estaban divorciando y según ellas, estaban tan ocupados peleándose que no se daban cuenta de que su hija era anoréxica. Evidentemente nada de eso es verdad, simplemente sus padres se estaban divorciando y ya está pero ella no tenía ningún problema alimenticio.
- Entiendo.
- Así que, según su teoría, a raíz de que yo la cuidaba y me preocupaba por ella Vero y yo estábamos muy, muy unidas.
- Bueno, eso es verdad, al fin y al cabo ¿no?
- Sí, es verdad que estábamos muy unidas, como ahora, porque es mi mejor amiga. Pero no unidas en el sentido en el que ellas lo decían.
- ¿Insinuaban que estabais liadas?
- No lo insinuaban, lo decían claramente. Se inventaron que Vero y yo nos acostábamos.
- ¡Guau! - se notó que cada vez la historia la iba sorprendiendo más - ¿Y cómo explicaban que estuvieras con Diego? ¿Decían que él solo era una tapadera, o qué?
- No. La teoría era que teníamos un rollo raro los tres. Una relación abierta; a tres bandas.
No dijo nada pero su cara era un poema.
- ¿En qué piensas? - le pregunté después de un rato.
- En si preguntarte una cosa o no.
- ¿El qué? Dime.
- ¿Hay algo de verdad en el rumor?
- ¿En la anorexia? ¿En el rollo lésbico con Vero? ¿O en la relación a tres bandas? - dije irónicamente.
- En todas.
- No, no hay nada de verdad. ¿Lo dices en serio?
- Sí, claro que lo digo en serio... joba podía ser ¿no? Solo quería saberlo.
La miré algo cabreada y confundida.
- Ya te dije antes que lo de la anorexia era todo invención de ellas y que lo de que yo salía con Vero también, así que supongo que lo que en realidad me preguntas es si teníamos una relación los tres ¿no?
No contestó así que seguí hablando.
- ¿Crees que soy la clase de persona que tiene una relación a tres bandas? Es decir, no quiero juzgar a quienes las tengan si eso les hace felices pero te dije el otro día que había dejado a Diego porque no era...
- Amor con mayúsculas, lo sé. Lo recuerdo.
- Pues eso. ¿Cómo se puede encontrar esa clase de amor en un trío? ... ¿De verdad crees que soy así?
Ahora fui yo la que se levantó para irse. Pero al igual que hice yo antes, ella me agarró y volvió a sentarme en el banco.
- Ok, lo siento. Es solo que acabo de conocerte y no es fácil saber ya que clase de persona eres, ni lo que buscas en el amor ¿vale?
- Vale - me relajé un poco y lo dije con tono amable. Soy consciente de que a veces dramatizo demasiado con cosas sin mucha importancia. - Cuando encuentre la clase de amor que busco te lo diré y así sabrás que tipo de persona soy.
Sonrió.
- Cuando encuentres esa clase de amor, lo sabré antes de que me lo digas.
A eso no supe que decir. ¿Lo decía en serio o me estaba tomando el pelo? De pronto volvió a la conversación anterior.
- ¿Y de dónde sacaron todas esas cosas? ¿Cómo se lo inventaron? Entiéndeme, no quiero decir que sea verdad... Pero...
- Ya, te entiendo - la interrumpí - Tenía que ser una historia medianamente creíble para que la gente se la tragara. Supongo que había cosas que hicieron que pareciera verdad.
- ¿Como qué?
- Pues... a ver, como te dije antes, los padres de Vero se estaban divorciando y supongo que Vero adelgazó un poco por la situación y el estrés. Pero tampoco fue nada preocupante. Era normal por la situación. Y lo otro... bueno, Vero se lió con una chica y Claudia la vio. A mí me había dicho que es bisexual un año antes o así, por lo tanto no me sorprendió pero a ellas sí. Y supongo que de ahí se inventaron lo de que estábamos liadas.
- ¿Vero es bisexual?
- Sí - no sabía muy bien en que tono había hecho ella la pregunta. - ¿Te molesta? Es decir, ¿eso es un problema para ti?
- ¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! Nunca juzgo a la gente por su condición sexual. Lo preguntaba porque si ella es bisexual a lo mejor sí había algo entre vosotras y no me lo quieres contar. O igual aún hay algo ahora.
- ¿Entre Vero y yo? Que va... es como mi hermana. Que sea bisexual no significa que no pueda ser mi mejor amiga sin querer llevarme a la cama ¿ok?
- Ya lo sé... solo quería asegurarme.
- Vale.
- Ahora en serio. ¿De verdad crees que soy la clase de persona que juzga a los demás por con quien se acuestan?
- No, lo siento. Fue una estupidez de pregunta - puse mi mano encima de la suya, que estaba apoyada en el banco. La acaricié.
Me miró fijamente a los ojos y puso un mechón de mi pelo detrás de la oreja. Fue un gesto muy dulce.
- Me gusta tu pelo – Sonreí - ¿Podemos dejar de discutir por tonterías y de malinterpretar lo que dice la otra?
- Suena bien - mientras lo dije empecé a llenar dos vasos y le pasé uno - ¡Venga, vamos a divertirnos!
Eran las doce y media y la plaza empezaba a estar más vacía. Vero se me acercó y me dijo si quería que fuéramos a mi casa.
- Vale, vamos.
- ¿A quienes quieres invitar?
- No sé, supongo que a los que vinieron con nosotras: Pablo, Diego, Manu, Álex y Britney.
- Ok. Avísalos.
Miré a Britney que estaba charlando con Diego y fui hacia ellos.
- Oye ¿queréis venir a mi casa, que no hay nadie?
- Vale guay - dijo Diego.
Britney asintió.
- ¿Avisas tú a Álex y Manu? - le comenté a Diego.
- Bueno, Manu se fue ya, creo. Pero voy a buscar a Álex.
Y se fué.
- ¿A qué hora tienes que estar en casa? - le dije a Britney.
- Bueh... en realidad no lo sé. Mis padres no están y se supone que iba a venir mi hermana a casa para vigilarme y tal, pero tenemos el mutuo acuerdo de que cuando mis padres no están ella dice que estuvo conmigo en casa pero en realidad no viene. Lo único que tengo que llamarla de vez en cuando para decirle que estoy bien.
- Que hermana más maja ¿no?
- Sí, la verdad.
- ¿Y tus padres donde están?
- Fueron de viaje este fin de semana.
- ¿Y tú te quedaste?
- Bueno, ya había quedado contigo ¿no? No iba a marcharme...
- ¡Ey, vamos! - nos gritó Diego que ya había encontrado a Álex e iba con él.

CAPÍTULO 4 (PARTE 3)

El resto de la mañana intenté no pensar más en ello.
Dimos un paseo por la playa, nos bañamos, escuchamos música tumbadas en la arena... Intentamos abstraernos un poco de todo y simplemente divertimos. Y durante el tiempo que estuvimos en la playa funcionó.
Cuando estábamos en el autobús que nos traía de vuelta empecé a pensar en Britney y en la conversación con Vero.
- ¿Qué crees que debo hacer? - le dije poniéndome las gafas de sol y cogiendo el móvil.
- ¿Con Britney?
- Sí, claro.
Me miró y se quedó en silencio unos instantes.
Me fijé en la pantalla del móvil. Tenía una llamada perdida y un sms.
- No lo sé - dijo, por fin - supongo que lo único que puedo decirte es que sigas a tu corazón. Tanto si ese camino es uno que ya conocías y esperabas como si es totalmente nuevo e incluso te asusta.
Sonó el móvil. Era mi hermana. Descubrí, además, que la llamada perdida de antes era de ella. Me contó que el sábado mi madre y ella se iban a las casa de la playa y que Miguel dormía en casa de un amigo así que yo tenía dos opciones: irme con ellas o quedarme sola en casa. Le dije que ya tenía planes y que me quedaba. Es una buena parte de ser una hija responsable o no demasiado salvaje, podía quedarme sola en casa si estaba con una amiga.
- ¿Duermes en mi casa mañana?
- OK.
Cuando colgué fui a mirar de quien era el sms.
- Tengo un sms... de ella.
- ¿De tu hermana? Es coña. - dijo riendo y consiguiendo que yo también lo hiciera.- ¿Qué dice?
Lo leí con calma y después se lo pasé para que lo leyera. Ponía: "Hola Amy. Me lo pasé muy bien contigo y Vero el otro día. Me gustaría quedar contigo otra vez, ¿puedes mañana? Un beso"
Vero me devolvió el móvil con cara de duda.
- ¿Y ahora que vas a hacer?
- No lo sé. Supongo que seguir como hasta ahora.
- Pues entonces queda con ella.
- No puedo ¿no te acuerdas? Le dije a Diego que mañana salimos los tres.
- Pues queda con ella por la mañana. No, espera. Mejor invítala. Yo seguramente llevo a Pablo y fijo que Diego viene con alguno de sus amigos.
- ¿Crees que es buena idea?
- Joba no sé si es buena idea, pero es la única forma que se me ocurre de seguir como hasta ahora. Y acabas de decir que eso es lo que quieres. Además así quedas con ella y resuelves tus dudas.
- Ok. Tienes razón. La invito.


Le mandé un sms a Britney para quedar en el portal de casa a las 21:30. Había quedado con los demás casi en frente de casa. Era sábado y casi todos los sábados hacíamos lo mismo. Quedaba con Diego y Vero y normalmente venía alguien más; pero no siempre los mismos. Comprábamos algo de bebida en el súper de enfrente de mi casa e íbamos hacia la zona donde se juntaba toda la gente de nuestra edad para beber o simplemente pasar un rato el sábado por la noche. Como yo aún no tenía dieciséis y no podía entrar en las discotecas a veces íbamos a casa de alguno de nosotros si estaba libre (como en este caso la mía) y seguíamos con la fiesta. A veces simplemente íbamos a cenar a algún sitio. Esa noche sabía que probablemente acabaríamos en mi casa.
Una media hora antes de que fuera la hora a la que había quedado con Britney yo ya estaba lista. Me había puesto mis vaqueros preferidos y un blusón blanco con el borde negro que me dejaba un hombro descubierto. Bajé al portal y ella ya estaba allí. Mientras salía por el ascensor y bajaba por la rampa, el corazón me empezó a latir con fuerza. Estaba muy nerviosa. Se me pasaba por la mente todo lo que había hablado con Vero. Tenía la cabeza hecha un lío.
Britney estaba preciosa. Llevaba unos vaqueros negros, una camiseta blanca que tenía escrito con letras grandes "I love you" y una chaqueta negra de un material parecido al cuero pero más finito, para poder usarlo en verano. Tenía el pelo rubio recogido en una coleta, pero el flequillo le caía en diagonal sobre la frente y parte de los ojos. Le daba un aspecto dulce pero a la vez sensual.
Llegué a su lado y me mostró una sonrisa torcida; ella también parecía nerviosa. Para saludarme me abrazó. En ese momento, no sé si fué por su ropa, su olor o por el simple contacto de su piel con la mía, pero los nervios desaparecieron. Me calmé. Y de pronto pensé: "es sábado por la noche y estoy con una chica guapa, divertida y con la que me llevo fenomenal. Y voy a ver a mis amigos. Pásatelo bien y punto."
Abrí el portal y salimos a la calle. Mientras caminábamos una ráfaga de aire frío nos golpeó de lleno y aunque era una noche calurosa, debido probablemente a ese contraste, me dió un escalofrío. Ella se dio cuenta y me pasó un brazo por encima de los hombros.
- ¿Tienes frío? - dijo riendo.
- Que va... no sé, creo que fue por el viento.
- ¡Ey, espera! - mientras lo dijo me giró hacia ella - tienes una pestaña.
La cogió y me dijo que pidiera un deseo. Lo pensé un momento mientras la miraba a los ojos. Me pareció muy dulce que hubiera hecho eso, así que le di un beso en la mejilla.
- ¿Y eso? - dijo sorprendida.
- Me apetecía.
Sin decirlo en voz alta pedí mi deseo, lo único que quería era divertirme esa noche y aclarar lo que sentía por Britney. Cuando acabé de pedirlo soplé la pestaña de su dedo.
Ahora fue ella la que me dio un beso en la mejilla.
- Espero que tu sueño se haga realidad.
Ambas sonreímos.
- Venga, que vamos a llegar tarde - dijo cogiéndome la mano y tirando de mí.

Cuando llegamos al sitio en el que habíamos quedado con los demás Diego ya estaba allí. Por fin nos reencontrábamos después de sus vacaciones. Les presenté a Britney y nos fuimos hacia la zona en la que siempre estaba todo el mundo. Ese día éramos bastantes: Diego, su hermano Pablo (y nuevo novio de Vero), dos amigos de ellos (Álex y Manu), Vero, Britney y yo.

Estábamos en la plaza central de Pontevedra, enfrente del ayuntamiento; que es donde se juntaba la gente para hacer botellón. Yo solo había bebido un par de copas porque el alcohol se me subía rápidamente y no quería decir o hacer ninguna tontería esa noche. Estaba sentada en el respaldo de un banco con Vero a mi lado y Britney enfrente, de pie. Tanto Vero como yo nos dimos cuenta de que Britney era el centro de atención. Los amigos de Diego, Álex y Manu, estaban embobados con ella y todo el mundo que pasaba por allí se quedaba mirándola. Y no es que ella lo buscara; no era la típica chica guapa que habla en voz alta para que todo el mundo la oiga o finge que lleva un pedo tremendo para llamar la atención. Britney era divertida y extrovertida (ya que se llevaba bien con todos mis amigos a pesar de que acababa de conocerlos). Pero, a la vez, era discreta; no buscaba ser el centro. Simplemente lo era. En otra situación, tal vez podría decirse que solo era por ser nueva; en su caso no. Era tan guapa que cada dos por tres venían chicos a los que los demás conocíamos para saludarnos y de paso que les presentáramos a Britney. Recuerdo que en uno de esos momentos pensé: " si esto fuera una película de Hollywood ella sería la protagonista, la jefa de las animadoras que a la vez tenía un talento oculto increíble y que podía tener al tío al que quisiera." Y lo cierto es que lo sería. Era la típica chica americana: rubia, alta pero no demasiado, guapa, con un cuerpazo y una sonrisa preciosa. Pero a la vez tenía algo especial, algo que es difícil describir.
Eran más o menos las once de la noche y la plaza ya estaba llena. Álex y Manu se habían ido un rato con unos amigos y Pablo estaba un par de bancos a la derecha con unos chicos de su clase.
Vero, Diego, Britney y yo estábamos hablando de un montón de cosas. Vero me dió un codazo y con la cabeza me señaló al banco de la izquierda mientras decía:
- Mira quien está ahí.
- ¡Puf! Ya veo, ya...
- Vuestras grandes amigas - dijo Diego con sarcasmo.
Britney me miró con curiosidad así que le expliqué que aquellas dos chicas antes eran amigas nuestras.
- La rubia es María y la morena Claudia - le dije - estaban en nuestra clase el año pasado y hace un par de años solíamos quedar con ellas y siempre salíamos juntas.
- ¿Y qué pasó? - dijo Britney sentándose a mi lado.
Vero y yo nos miramos.
- ¡Contárselo, venga! - nos animó Diego.
- De repente y sin venir a cuento empezaron a soltar rumores sobre nosotras - dijo Vero señalándonos.
- Y aún no entiendo por qué - dije.
- ¡Joder, está claro! A Claudia le gustaba Diego desde hace mucho y cuando empezasteis a tontear, empezaron con los rumores. Y cuando por fin os liasteis Claudia estaba muy celosa por eso se inventó EL RUMOR. Y María ya sabes que es su perrito faldero, así que simplemente la siguió.
- ¿Y qué rumores soltaron? - preguntó Britney.
- ¡Puf! No sé... un montón de tonterías.
- Al principio nosotras no lo sabíamos. Pero después de un tiempo se pasaron y uno de los rumores (al que llamamos EL RUMOR) se extendió muchísimo y la gente venía a preguntarnos si era verdad. Al final descubrimos que eran ellas las que se lo habían inventado todo.
- Desde entonces, como comprenderás, dejamos de estar con ellas y con los demás chicos con los que también solíamos quedar todos - dijo Diego.
Britney se lo pensó un poco antes de preguntar:
- ¿Y puedo preguntar cuál era EL RUMOR?
Los tres intercambiamos una mirada de duda. En ese momento Pablo vino porque quería llevarse a Diego y Vero para presentarles a alguien. Ellos se fueron y me quedé a solas con Britney.

CAPÍTULO 4 (PARTE 2)

-¿Sí?
- ¡Hola!
Era Vero.
- ¿Qué tal notas Pontevedra en tu vuelta? - le pregunté.
- Bien. Lo pasé muy bien.
- Y yo.
- Y Britney me cae genial. Parece maja.
- Ya, a mí también.
- Recuérdame que te patee la próxima vez que te vea.
- ¿Por?
- Te lo dije, Amy. Te dije que cuando descubriera qué me ocultabas te pegaría una patada por no habérmelo contado antes.
- ¡Pero yo no te ocultaba nada!
- ¡Pesh! Te pregunté si habías conocido a alguien.
- Pensé que te referías a si había ligado con algún tío...
- ¡Amy! - me interrumpió. Vero empezaba a sonar exasperada.
- ¿Qué?
- Soy yo, tu mejor amiga ¿Recuerdas? No hagas como que esto no está pasando.
- ¿Y qué está pasando según tú?
Suspiró.
- Llámame cuando quieras hablar de ello. Sólo espero que te estés haciendo la tonta y que no lo seas realmente.
No dije nada.
- Buenas noches.
Lo dijo con una voz que mostraba cansancio. Fue lo último que dijo. Ni si quiera esperó a que respondiera.
Me levanté. Me quité la ropa y me puse una camiseta grande que solía usar cuando hacía bastante calor y no quería dormir con pijama. Volví a tumbarme. Encendí el MP4 y me quedé escuchando música y pensando hasta que me dormí un par de horas más tarde.


A la mañana siguiente me desperté temprano (sobre las nueve y media). Supongo que porque no estaba acostumbrada a dormirme tan pronto. Tras desayunar y comprobar por la ventana que hacía buen día llamé a Vero.
- Hola.
- Hola.
- ¿Te apetece ir a la playa? - le pregunté.
- Ok. ¿En una hora en mi casa?
- Vale. ¡Bye!
- Hasta luego.


Estaba en la playa con Vero; tumbadas en la toalla. Ninguna de las dos había sacado el tema de la conversación que tuvimos la noche anterior. Yo sabía que ella esperaba que lo sacara yo. Y por un lado, aunque me daba algo de rabia tener que ser yo la que intentase arreglar las cosas, luego me di cuenta de que ella tenía razón; la noche anterior por algún motivo no había querido hablarlo con ella, ahora me tocaba a mí empezar la conversación si quería hacerlo. Y necesitaba hablar con ella porque al fin y al cabo Vero era mi mejor amiga. Así que me decidí.
- ¿Qué fue eso de colgarme ayer? - intenté no sonar cabreada.
- Lo siento.
- ¿Desde cuándo hacemos eso?
- ¿Y desde cuándo no me lo cuentas todo? - la miré por primera vez desde que había empezado la conversación.
- Es que no sé qué te tengo que contar.
Lo dije calmada dando a entender que no quería discutir y acabar enfadadas; solo quería hablar.
- Le gustas - dijo de pronto.
- ¿A Britney?
- Sí.
- ¿Por qué crees eso? Es decir... no la conoces casi nada ¿Cómo sabes que le gusto? Es más... ¿cómo sabes que le van las chicas?
- Bueno...no lo sé. Pero su ex, Jesse, puede ser nombre de mujer ¿no?
- Sí, pero también de tío.
- Mira me da igual si es lesbiana. Lo sea o no, le gustas.
- ¿Por?
Suspiró.
- Tú siempre eres muy modesta con estas cosas. Pero se le nota. Si vieras cómo te mira...
Tras un silencio incómodo dije algo que estaba en mi cabeza desde el día anterior.
- De todas formas tú tampoco eres muy objetiva en este tema.
Me miró con cara de "¿Qué coño me estás contando?". Pero en realidad se limitó a decir:
- ¿Ah no?
- No.
- Explícate.
- Vero que tú seas bisexual no significa que todo el mundo lo sea. A lo mejor crees que le gusto pero no es así.
- Dejando a un lado mi teoría de que todos somos bisexuales, a esa chica le gustas. Y punto.
Empecé a jugar con un montón de arena haciendo dibujos sin sentido. Como no dije nada ella siguió hablando.
- Y de todas formas no es de eso de lo que quería hablar ayer.
- ¿Ah no?
- Pues no. Bueno, en parte sí, pero lo que en realidad quería preguntarte es qué sientes tú por ella.
- No lo sé... yo no me había planteado nada de esto. Es solo una chica a la que conocí por casualidad y supongo que podría llegar a ser mi amiga.
- ¿Y ya está? ¿En serio?
Giré la cara aprovechando que al estar tumbadas podía ser un gesto perfectamente natural, intentando evadirme de allí un minuto. ¿Era eso todo? ¿Una amiga más?
Al ver que yo no contestaba insistió:
- Suponiendo que sea verdad y no sientas nada por ella, la próxima vez piensa un poco antes de hablar o de actuar cuando estáis juntas. Porque si no sientes nada igual le haces daño.
- ¿Por qué?
- Porque tonteas con ella Amy.
- ¡No!
- Sí y mucho además. Así que si no te gusta contrólate más a la hora de hablar, de tocarla o de mirarla. Porque si yo he pensando que a lo mejor había algo ella también lo hará. Y como no sientes nada - lo dijo recalcando las palabras para que sonara falso - le vas a dar falsas esperanzas.
- ¡Eres una exagerada! Seguro que ella no cree que estamos tonteando, seguro que ni le gusto. Porque aunque sea lesbiana, cosa que no sabemos, ¿por qué iba a gustarle yo? No sé...ella es la clase de chica que podría estar con quien quisiera. Así que permíteme que dude que yo le guste.
- ¿No te fías de mí?
- Sí lo hago, pero...
- Pero nada. Créeme, si yo lo he notado en un par de horas es porque hay algo. ¿Crees de verdad que te diría todo esto si no estuviera segura de que le gustas? En serio Amy, te mira como - tardó un poco en encontrar las palabras - como si fueras la única persona en la habitación, como si se muriera por abrazarte en ese momento o como si lo único importante fuese que tú estás allí, hablándole y sonriendo. Literalmente te acaricia con la mirada.
Silencio.
- Somos amigas desde hace años - siguió diciendo - confía en mí. Si no sientes nada deja de tontear con ella. Le vas a hacer daño.
Me incorporé en la toalla. Y me quedé sentada, con la mirada perdida en el mar. Ella me notó ausente y se quedó callada un rato.
Solté un quejido bajo. No dije nada, solo fue un ruido.
- ¿Qué pasa? - dijo sentándose también.
Lo pensé un momento.
- No quiero hacerle daño.
Se quedó mirándome aunque yo no le devolvía la mirada. Y supongo que trataba de analizarme.
- Mírame - lo dijo con dulzura pero a la vez me cogió la barbilla con una mano de forma firme para que no pudiera desviar los ojos hacia otro lado.
Abrió la boca pero la volvió a cerrar. Finalmente dijo:
- ¡Dios! Te gusta de verdad.
Me soltó la barbilla y volvió a tumbarse. Una vez más no esperó a que yo contestara.

CAPÍTULO 4 (PARTE 1)

Una hora más tarde nos despedimos de Vero que se fue hacia su casa, la cual estaba en la dirección opuesta a la nuestra.
En mi cabeza aún seguía el asunto de Jesse. Pero, definitivamente, no iba a sacar el tema.
Britney interrumpió mis pensamientos:
- ¿Y cuánto tiempo estuviste con Diego?
- Cinco meses.
- ¡Guau! Es bastante.
- Sí...supongo - le sonreí dándole a entender que tampoco era para tanto - Para mí no es tan importante el tiempo que estás con alguien, sino el tipo de relación que tengas. Es decir, puedes estar dos meses con una persona y no sentir nada especial y ni si quiera llegar a conocerla; y en cambio puedes enamorarte de alguien en una semana. ¿Qué relación es más real de las dos?
Asintió.
- Entiendo lo que quieres decir.
Esperó un poco y me preguntó por qué lo habíamos dejado Diego y yo. No sabía muy bien qué contestarle porque la verdad es que no era una pregunta que me resultara fácil responder.
- No lo sé...
Otro silencio en el que ella esperó a que organizara las ideas en mi cerebro.
- Creo que...no estaba realmente enamorada de él. Lo veía más como un amigo. No sé si me explico...
- Sí. No era... ¿Cómo decirlo? ...¿amor con mayúsculas?
- Exacto. Supongo que aún espero algo más del amor. Ya sabes...mariposas en el estómago, un escalofrío al rozar su piel, noches hablando hasta las tantas, fuegos artificiales etc.
Me sonrió dulcemente. Paramos un segundo porque el semáforo estaba en rojo.
- ¿Y tú por qué lo dejaste con Jesse?
- Tampoco había fuegos artificiales. Era una relación más bien física para ser sincera.
Seguimos hablando de camino a casa. Me contó que su madre era española y que por eso ella hablaba tan bien castellano. Me habló de Wilmington y de su vida allí.
- Por lo que vi en "Dawson crece" y en "One tree hill" el sitio es precioso - le comenté. Y no lo hice para quedar bien. De verdad era precioso.
- Sí, es acogedor ¿sabes? Es pequeño pero eso hace que te sientas como en casa. No agobia tanto como las grandes ciudades de Estados Unidos.
- ¿Cómo lo definirías? Con una palabra.
- Es... romántico.
Tardé un poco antes de añadir en voz baja.
- Me encantaría ir algún día.
- Yo te llevaré algún día - lo dijo de una forma dulce y a la vez convincente.
- ¿Lo prometes? - dije sonriendo.
- Prometido.
La miré. Llevaba el pelo algo más ondulado que la primera vez que la vi; también así le quedaba bien. En realidad cualquiera diría que era difícil que a aquella chica le quedara mal algo. Soplaba un poco de viento y puso su flequillo, que le caía de lado sobre la cara, detrás de la oreja; pero no lo tenía lo suficientemente largo como para que se lo agarrase. Más tarde descubriría que ese era un gesto que hacía continuamente cuando estaba nerviosa.
- Me alegro de haberte encontrado hoy - dijo de repente.
- Y yo.
No sabía si decirlo, pero al final me decidí.
- ¿Te apetecería quedar otro día?
- Claro. ¿Me das tu móvil?
Llegamos al portal y nos metimos en el ascensor. Mientras intercambiábamos los números el ascensor se cerró haciendo un movimiento brusco que provocó que Britney, una vez más, callera sobre mí, quedando ambas muy cerca. Instintivamente la agarré para que no se hiciera daño. Luego apoye la espalda en la pared del ascensor.
- Esto es otra señal ¿no? - dijo con una sonrisa traviesa.
- ¿Ah sí? ¿Y qué significa?
Seguía con esa mirada pilla en la cara.
- No lo sé, dímelo tú.
Nos quedamos en silencio, mirándonos y aún juntas a pesar de que el movimiento del ascensor había sido hace ya un rato.
Se acercó aún más y me dio un beso en la mejilla.
- Buenas noches Amy - dijo saliendo del ascensor.
A pesar de que yo estaba algo paralizada conseguí decir justo a tiempo.
- Buenas noches.
Las puertas del ascensor se cerraron.

En cuanto llegué a casa me tumbé en la cama. Ni si quiera me cambié de ropa porque sabía que aún no iba a dormirme. Eran las diez y, por lo general, a mí me costaba mucho coger el sueño y solía dormirme a las tantas de la madrugada. Era un problema que tenía desde pequeña pero es posible que durante la adolescencia hubiese empeorado más.
Simplemente me quedé allí, pensando.
Hasta que sonó el teléfono. Estiré la mano y lo cogí sin levantarme.

lunes, 11 de enero de 2010

CAPÍTULO 3 (PARTE 2)

Cuando Vero terminó de pagar salimos a la calle. En ese momento empecé a pensar en lo absurdo de la situación. Estaba paseando con una tía a la que no conocía de nada y con la que me había chocado por casualidad en un portal. Pero lo cierto es que me sentía a gusto, estaba cómoda. Vero y Britney parecía que se habían caído bien. Y definitivamente yo me sentía bien con ambas.
Hablamos de muchas cosas mientras caminábamos sin rumbo por la ciudad. Descubrimos que Britney era de un pueblo pequeño llamado Willmington, Carolina del Norte.
- ¿En serio? - dije en cuanto lo comentó.
- Sí ¿por?
- Allí grababan Dawson Crece ¿no? - añadí como si fuera algo obvio - Y ahora One tree hill.
Me encantaban esas dos series.
Britney y Vero me miraron sorprendidas.
- ¿Cómo puedes saber eso, "freak"? - dijo Vero en plan de coña.
- Es raro - coincidió Britney - la gente no suele saberlo, ni si quiera en Estados Unidos.
- Bueno, soy así...una "freak" supongo.
- No. Eres... especial - dijo Britney un poco cortada y mirando hacia otro lado.
Cuando ella lo decía sonaba como algo bueno, no como algo negativo.
Vero la miró y luego a mí, como ya había hecho en la tienda. Pero yo también miraba ya hacia otro lado, absorta en mis pensamientos.
Entramos en un bar. Ellas pidieron dos cervezas y yo una pepsi. Estaba deseando tener 16 años. No por las cervezas, si no por todo en general, ni si quiera podía ir a las discotecas...
- Tranquila, solo una semana más. - me dijo Vero que ya sabía perfectamente en que estaba pensando.
- La semana que viene cumple 16 - le explicó a Britney - El sábado.
En ese momento sonó mi móvil.
- ¿Diga?
- Hola idiota, ¿qué tal?
- Es Diego - le dije a Vero.
- ¿Con quién estás?
- Con Vero y una amiga. ¿Cuándo llegas?
- Pasado mañana. Sobre las once o así.
- ¿De la mañana?
- Sí.
- ¿Vas a querer quedar por la noche?
- Sí, me apetece. Hace bastante que no salimos los tres. Y además es sábado, hay que salir.
Me reí y le pregunté a Vero si ella también podía quedar. Luego, a petición de Diego, le pasé el móvil y hablaron un rato, aunque corto. Me devolvió el móvil y me despedí.
- Pásalo bien. Y aprovecha estos últimos días que a Ibiza no se va todos los días.
- Ok, lo haré. Te quiero, idiota.
- Y yo a ti.
- Un beso.
- Chao.
Cuando colgué estuvimos un rato en silencio. Hasta que Britney lo rompió:
- Era... ¿tu novio?
La miré sorprendida.
- No, es mi ex. Pero...somos amigos desde que éramos pequeños.
- ¿Y tú sales con alguien? - preguntó Vero.
- No. Salía con alguien en Wilmington pero lo dejamos un par de meses antes de que yo viniera.
- ¿Llevabais mucho tiempo? - pregunté.
- No. Unos tres meses. De hecho es mi relación más larga. No me suelen durar mucho.
- Mira, algo que tenéis en común - dije mirando a Vero - Su relación más larga fue de un mes.
Me reí y Vero me lanzó un cacahuete.
- A veces eres odiosa - me dijo riendo.
- Venga, "you know you love me"
Britney me miró.
- ¿También ves Gossip girl?
- Sí - contesté algo avergonzada. Se iba a pensar que era una fanática de las series. Aunque... en realidad lo era.
- La vemos juntas - le dijo Vero.
- A Jesse también le encantaba, así que me la pegó de tanto hablar de ella.
- ¿Jesse? - indagó Vero dejando ver su afán de averiguarlo todo.
- Mi ex.
Supongo que Vero pensó lo mismo que yo en ese momento. Y la mirada que intercambiamos me lo confirmó.
¿Jesse? ¿Jesse chico? ¿O Jesse chica? Porque podía ser ambas opciones.
Una sonrisa se me dibujó en la cara al pensar en que no podía llamarse Jack o Kate. No, Jesse. Uno de los numerosos nombres en inglés que daban lugar a confusión.
Y luego pensé: ¿qué más te da si es chico o chica? En serio... ¿por qué piensas en ello?
Y me di cuenta de que sí me importaba si era chica o chico. Pero no podía entender por qué. Nunca había tenido esa clase de prejuicios así que si Britney era lesbiana... ¿qué más me daba?
Me pareció raro que Vero no lo preguntase; porque suele ser bastante cotilla. Pero supuse que no quería, al igual que yo, que Britney pudiera sentirse incómoda. Y como tampoco la conocíamos demasiado a lo mejor no veía bien que le preguntásemos algo tan personal.
Ellas se pusieron a hablar de otra cosa y me di cuenta de que el momento había pasado. La pregunta se quedó en el aire. Y en mi cabeza

CAPÍTULO 3 (PARTE 1)

Volví a casa después de ese fin de semana con mis tíos. Estábamos a mediados de agosto y mi mejor amiga, Verónica, había vuelto ya de sus vacaciones en un campamento. Así que en cuanto llegó, dos días después que yo quedé con ella.
Estábamos en una cafetería que hay delante de su casa. Era el sitio en el que solíamos quedar para hablar o como punto de encuentro antes de ir a cualquier otro lugar. Siempre que estaba libre nos sentábamos en una mesa del piso de arriba, junto a la ventana. Aunque desde allí podíamos ver pasar a la gente, cosa que nos gustaba, lo cierto es que creo que nos sentábamos allí porque se había convertido en una tradición. Una de tantas.
- Bueno, cuéntame, ¿cómo te fue en el campamento? - le dije mientras esperábamos a que vinieran a preguntarnos que queríamos tomar.
- Muy, MUY bien.
Eso significaba que había conocido a un chico. Vero era así, cada dos por tres creía conocer al amor de su vida. Y aunque al poco tiempo se daba cuenta de que probablemente no lo era, al menos se divertía en el intento. Y yo no la culpaba por ello, es más, me parecía genial que tuviera relaciones tan cortas si eso la hacía feliz.
- ¿Es de aquí? - le pregunté.
- Sí y en realidad... ya le conoces.
- Uhh ¿quién es?
- Pablo, el hermano de Diego.
Diego era mi ex y mi mejor amigo.
- ¿Y cómo ha sido? Cuéntame lo todo. ¡Ya!
Vero conocía a Pablo desde siempre y nunca me había parecido que había nada especial entre ellos, así que la noticia me sorprendió bastante. Y aún lo hizo más el hecho de que Vero hablaba de él de una forma especial a la que me había hablado hasta ahora de la mayoría de los chicos. Parecía querer ir en serio con él.
Pasamos bastante rato hablando de Pablo y de todos los demás detalles de cómo se lo había pasado Vero en el campamento.
- Y bueno, ya está bien de hablar de mí - dijo ella de repente - ¿qué tal por aquí?
- Más o menos como siempre. Nada nuevo, creo. Mi hermana se sacó el carnet, por fin, y me prometió que nos llevaría algún finde a Portonovo para que salgamos - le dije con una sonrisa. Sabía que aquello le haría ilusión.
- ¡Genial!
- Y no hay muchas más novedades. Algún rollo nuevo del que ya te enterarás pero ninguno sorprendente. ¡Ah! Y Diego tiene un lío en Ibiza.
- Era de esperar - me dijo sonriendo.
- Pues sí - me quedé un rato callada.
- ¿Y tú has conocido a alguien? ¿O hay alguna novedad?
- Creo que no.
- ¿Crees?
- Ok, no, no hay novedades.
Me miró un poco recelosa.
- ¿Seguro? - dijo al fin.
- ¿A qué viene esto?
- No lo sé. Dímelo tú. Amy te conozco.
- Ya lo sé. ¿Y?
- Que te has puesto nerviosa y tienes esa mirada en los ojos.
- ¿Qué mirada?
- La que tienes cuando me ocultas algo.
A veces odiaba que me conociera tan bien.
- No te oculto nada, no he conocido a ningún chico.
- Vale - dijo ella nada convencida- Pero sabes que tarde o temprano sabré que pasa. Y como sea una chorrada te patearé el culo por no habérmelo contado antes.
Mientras vino el camarero y pagamos las bebidas decidimos ir a dar una vuelta. Salimos a la calle. Tras un principio de verano desastroso el tiempo estaba empezando a cambiar. El cielo estaba despejado y el sol brillaba suavemente. Hacía buen día.
Paseamos un rato mirando escaparates y hablando de todo en general. Me lo estaba pasando realmente bien.
La semana antes de irme a La Coruña había estado bastante triste o perdida. No sé, me sentía rara. Pero con Vero allí y Diego a unos días de llegar, las cosas empezaban a ir mejor.
Era una de las cosas que más me gustaban de Vero, siempre me lo pasaba bien con ella, conseguía hacerme reír. Éramos amigas desde hace mucho, desde que se mudó aquí cuando teníamos ocho años. Aún me acuerdo de su primer día en nuestra clase y de cómo Diego y yo nos acercamos a hablar con ella. Desde entonces los tres nos habíamos hecho inseparables (algo que no cambió ni si quiera cuando Diego y yo empezamos a salir). Durante todos esos años habíamos tenido más amigos evidentemente. Y en el colegio y los primeros años de instituto solíamos salir siempre con una pandillas que incluía además de a nosotros, a cuatro chicos y dos chicas más. Pero con el tiempo aquel grupo se había ido separando. Y de todas formas, nunca tuve esa amistad o esa unión que siempre he tenido con Vero y Diego.

Vero quería unos zapatos preciosos de uno de los escaparates y entró a verlos. Una vez dentro también se fijó en un vestido negro que le iba bien con los zapatos. Así que decidió entrar a probárselos mientras yo la esperaba mirando algunas camisetas. Estaba en uno de los pasillos de la tienda, de espaldas a la entrada y a la mayoría de la gente, mirando una camiseta blanca con mangas azules (se parecía a una de esas camisetas que utilizan los jugadores de baseball en los entrenamientos). Me encantan esas camisetas.
Sentí una mano en el hombro. Al principio pensé que era alguien que quería pasar y por mi culpa no podía, así que me acerqué más al colgador de las camisetas.
Pero la mano seguía en mi hombro.
- Esa camiseta te quedaría genial - me susurró al oído.
Me giré. No es que me hiciera falta para saber quién era, había reconocido su voz, pero quería asegurarme. Y allí estaba. No la había vuelto a ver desde que nos chocamos en el portal y empezaba a pensar que a lo mejor me lo había imaginado todo, quizás era solo un brote psicótico.
Pero Britney estaba allí.
- A ti sí que te quedaría bien - Una voz en mi cabeza me dijo: "¿Qué? ¿Pero qué haces?"
Lo dije sin pensar fue como si hubiera encendido una radio y no fuera capaz de apagarla. Y no es que no pensara de verdad que le quedaría genial la camiseta sino que normalmente yo no decía las cosas sin pensar. En realidad lo pensaba todo unas mil veces antes de decirlo. Y estoy segura de que en otra situación probablemente por vergüenza o lo que sea, si lo hubiera pensado probablemente no lo habría dicho.
Ella simplemente me sonrió.
Tras un breve instante en silencio dijo:
- ¿Quieres ir a dar una vuelta? Bueno...ya sabes...aún no conozco a nadie aquí y estoy algo perdida. No me vendría mal una guía. - Lo cierto es que a mí nunca me pareció que estaba perdida. Desde el primer momento me dio la sensación de que era una persona fuerte, segura de sí misma y con mucha personalidad.
Antes de que me diera tiempo a contestar Vero salió del probador con su precioso vestido y los zapatos.
- ¡Guau! Te lo tienes que quedar. -le dije mirándola de arriba a abajo.
Entonces se dio cuenta de que yo no estaba sola y las presenté.
- Es mi nueva vecina - dije sonriendo a Britney.
- ¿Desde cuándo? - preguntó Vero.
Britney se me adelantó y le respondió:
- Desde la semana pasada. Nos chocamos en el portal, por eso la conozco.
Vero me echó una breve mirada que no supe interpretar. Luego empezó a charlar con Britney y descubrimos que tenía 16 años y que iba a ir a nuestro instituto.
- Me voy a quitar el vestido y a pagarlo. - dijo Vero sonriendo.
Entonces Britney reaccionó:
- Yo... mejor me voy que además estáis ocupadas. Ya nos veremos otro día - dijo mirándome.
Ya se había girado para irse así que le agarré del brazo suavemente.
- ¡Ey! Espera. ¿No querías ir a dar una vuelta? Ven con nosotras - comenté aún con mi mano en su brazo.
En ese momento un idiota que pasaba por allí como un tren de mercancías la empujó. Como la tenía agarrada no se calló pero se acerco más a mí así que casi chocábamos.
- ¿Ves? El mundo quiere que te quedes. Te manda señales. - le dije riendo.
Ella se apartó un poco también riendo y dijo:
- No creo en las señales.
- ¿De verdad? Pues deberías.
Entonces Vero volvió a decir que se iba a cambiar y la animó a venir con nosotras:
- Será divertido, ya verás.

jueves, 7 de enero de 2010

CAPÍTULO 2

Subí hasta mi casa en el ascensor, pero en mi cabeza había una voz gritando con todas sus fuerzas que me quedara abajo, hablando con Britney. Pero no entendía por qué, apenas conocía a esa chica. Traicioné a mis deseos, utilizando más bien el sentido; y entré en casa.
Aún no había nadie. Yo vivía con mi madre, Eva, y mis dos hermanos, Naira y Miguel. Él es un año más pequeño y ella dos años mayor. Pero nadie estaba en casa.

Después de ordenar sin muchas ganas mi habitación decidí encender el ordenador y comprobar si tenía algún correo. Hacía varios días que no lo comprobaba y me sentía un poco desconectada del mundo. Encontré dos mensajes de dos hombres que, aunque de formas distintas, eran importantes en mi vida.

El primero era de mi mejor amigo, que al mismo tiempo era mi ex novio. Hacía tres meses que ya no estábamos juntos pero seguíamos siendo tan amigos como siempre. Fue el único chico con el que salí durante más de un mes, estuvimos cinco meses. Y probablemente el hecho de que le dejé de forma sincera, sin terceras personas ni malos rollos fue lo que permitió que siguiéramos siendo amigos. Durante esos cinco meses nunca tuve ningún problema con él. Había pequeñas discusiones como en todas las parejas, pero nada importante y después de tres meses, la única razón que encontraba de por qué lo nuestro no había funcionado era que, en realidad, yo no estaba enamorada de él. En el fondo creo que siempre le vi más como un amigo que como mi novio. Y aunque no entendía por qué nunca llegamos demasiado lejos, es decir, no lo hicimos. En esos cinco meses, no sé, estábamos bien juntos, pero nunca llegué a sentirme del todo feliz con él. Así que cuando me di cuenta de la situación y de lo que realmente sentía yo, decidí dejarlo antes de estropear la amistad.

En el email me hablaba de las vacaciones con sus padres en Ibiza, de cuando volvía y de una chica a la que había conocido. Y lo raro es que no me puse celosa, en absoluto, lo cual confirma mi idea de que en el fondo siempre fuimos simplemente amigos.

El otro email era de mi padre. No decía nada importante. Era un correo más de los que nos solíamos escribir. Mis padres estaban divorciados desde que yo tenía cinco años. Y él vivía en Sevilla desde entonces. Venía a vernos en las vacaciones pero por diversas razones, él y yo nos habíamos ido distanciando poco a poco; hasta el punto de que el poco contacto que nos quedaba se reducía a aquellos emails y a unas cuantas llamadas.
Durante mucho tiempo me empeñé en intentar entenderle y en incluirle en mi vida aunque él no hiciera ningún mérito para lograrlo. Pero últimamente había dejado de intentarlo, porque de pronto entendí que las personas importantes en tu vida son las que siempre están a tu lado cuando las necesitas. Para mí las relaciones importantes, tanto de familia como de amistad o amor se basan en los pequeños momentos: un abrazo tras un día malo, una sonrisa al llegar a casa, hacer cosas juntos, celebrar los buenos momentos y sobre todo compartir lo más trascendental de tu vida. Yo nunca tuve esos momentos con mi padre y de pequeña incluso llegué a creer que era culpa mía. Pero ahora, tras muchos intentos de acercarme y tras muchas decepciones sentía que era él quien se había ganado no formar parte de mi vida. O al menos, no una parte importante.

Pero si algo he de agradecerle a mi padre es que gracias a todas esas experiencias aprendí a darme cuenta de que hay personas que realmente merecen la pena; gente que permanece a tu lado cuando hay problemas o en las distintas fases de tu vida y que incluso cuando el mundo parece estar a punto de derrumbarse siguen ahí.

Tras esos breves momentos de contacto con el mundo real mientras leía los emails, decidí a apagar el ordenador y ponerme a hacer la maleta. Esa tarde me iba a La Coruña a pasar un fin de semana con mis tíos. Así que cogí algo de ropa, un par de bikinis, un libro y mi MP4 (que siempre iba conmigo a todas partes).
Fue un fin de semana divertido, me bañé, tomé el sol, di una vuelta por la ciudad y compré algo de música, en concreto el último disco de Green Day. Cuando estaba en esa tienda, en la que también había juegos, libros, películas... me fijé en una chica que llevaba la misma camiseta que Britney el día que la conocí (negra y con las palabras "Stand by me" escritas en blanco en la parte cercana al corazón). Al verla no pude evitar volver a acordarme de ella y empecé a preguntarme si tal vez el destino me mandaba señales para que fuéramos amigas. Y la única conclusión a la que llegué fue que, por la razón que fuera (tal vez por la forma rara en que nos conocimos o simplemente porque parecía especial) no conseguía sacarme de la cabeza a aquella chica.