jueves, 7 de enero de 2010

CAPÍTULO 2

Subí hasta mi casa en el ascensor, pero en mi cabeza había una voz gritando con todas sus fuerzas que me quedara abajo, hablando con Britney. Pero no entendía por qué, apenas conocía a esa chica. Traicioné a mis deseos, utilizando más bien el sentido; y entré en casa.
Aún no había nadie. Yo vivía con mi madre, Eva, y mis dos hermanos, Naira y Miguel. Él es un año más pequeño y ella dos años mayor. Pero nadie estaba en casa.

Después de ordenar sin muchas ganas mi habitación decidí encender el ordenador y comprobar si tenía algún correo. Hacía varios días que no lo comprobaba y me sentía un poco desconectada del mundo. Encontré dos mensajes de dos hombres que, aunque de formas distintas, eran importantes en mi vida.

El primero era de mi mejor amigo, que al mismo tiempo era mi ex novio. Hacía tres meses que ya no estábamos juntos pero seguíamos siendo tan amigos como siempre. Fue el único chico con el que salí durante más de un mes, estuvimos cinco meses. Y probablemente el hecho de que le dejé de forma sincera, sin terceras personas ni malos rollos fue lo que permitió que siguiéramos siendo amigos. Durante esos cinco meses nunca tuve ningún problema con él. Había pequeñas discusiones como en todas las parejas, pero nada importante y después de tres meses, la única razón que encontraba de por qué lo nuestro no había funcionado era que, en realidad, yo no estaba enamorada de él. En el fondo creo que siempre le vi más como un amigo que como mi novio. Y aunque no entendía por qué nunca llegamos demasiado lejos, es decir, no lo hicimos. En esos cinco meses, no sé, estábamos bien juntos, pero nunca llegué a sentirme del todo feliz con él. Así que cuando me di cuenta de la situación y de lo que realmente sentía yo, decidí dejarlo antes de estropear la amistad.

En el email me hablaba de las vacaciones con sus padres en Ibiza, de cuando volvía y de una chica a la que había conocido. Y lo raro es que no me puse celosa, en absoluto, lo cual confirma mi idea de que en el fondo siempre fuimos simplemente amigos.

El otro email era de mi padre. No decía nada importante. Era un correo más de los que nos solíamos escribir. Mis padres estaban divorciados desde que yo tenía cinco años. Y él vivía en Sevilla desde entonces. Venía a vernos en las vacaciones pero por diversas razones, él y yo nos habíamos ido distanciando poco a poco; hasta el punto de que el poco contacto que nos quedaba se reducía a aquellos emails y a unas cuantas llamadas.
Durante mucho tiempo me empeñé en intentar entenderle y en incluirle en mi vida aunque él no hiciera ningún mérito para lograrlo. Pero últimamente había dejado de intentarlo, porque de pronto entendí que las personas importantes en tu vida son las que siempre están a tu lado cuando las necesitas. Para mí las relaciones importantes, tanto de familia como de amistad o amor se basan en los pequeños momentos: un abrazo tras un día malo, una sonrisa al llegar a casa, hacer cosas juntos, celebrar los buenos momentos y sobre todo compartir lo más trascendental de tu vida. Yo nunca tuve esos momentos con mi padre y de pequeña incluso llegué a creer que era culpa mía. Pero ahora, tras muchos intentos de acercarme y tras muchas decepciones sentía que era él quien se había ganado no formar parte de mi vida. O al menos, no una parte importante.

Pero si algo he de agradecerle a mi padre es que gracias a todas esas experiencias aprendí a darme cuenta de que hay personas que realmente merecen la pena; gente que permanece a tu lado cuando hay problemas o en las distintas fases de tu vida y que incluso cuando el mundo parece estar a punto de derrumbarse siguen ahí.

Tras esos breves momentos de contacto con el mundo real mientras leía los emails, decidí a apagar el ordenador y ponerme a hacer la maleta. Esa tarde me iba a La Coruña a pasar un fin de semana con mis tíos. Así que cogí algo de ropa, un par de bikinis, un libro y mi MP4 (que siempre iba conmigo a todas partes).
Fue un fin de semana divertido, me bañé, tomé el sol, di una vuelta por la ciudad y compré algo de música, en concreto el último disco de Green Day. Cuando estaba en esa tienda, en la que también había juegos, libros, películas... me fijé en una chica que llevaba la misma camiseta que Britney el día que la conocí (negra y con las palabras "Stand by me" escritas en blanco en la parte cercana al corazón). Al verla no pude evitar volver a acordarme de ella y empecé a preguntarme si tal vez el destino me mandaba señales para que fuéramos amigas. Y la única conclusión a la que llegué fue que, por la razón que fuera (tal vez por la forma rara en que nos conocimos o simplemente porque parecía especial) no conseguía sacarme de la cabeza a aquella chica.

1 comentario:

  1. "la única razón que encontraba de por qué lo nuestro no había funcionado era que, en realidad, yo no estaba enamorada de él."
    Y a veces esa es la verdadera razón de las rupturas )=

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