martes, 19 de enero de 2010

CAPÍTULO 4 (PARTE 2)

-¿Sí?
- ¡Hola!
Era Vero.
- ¿Qué tal notas Pontevedra en tu vuelta? - le pregunté.
- Bien. Lo pasé muy bien.
- Y yo.
- Y Britney me cae genial. Parece maja.
- Ya, a mí también.
- Recuérdame que te patee la próxima vez que te vea.
- ¿Por?
- Te lo dije, Amy. Te dije que cuando descubriera qué me ocultabas te pegaría una patada por no habérmelo contado antes.
- ¡Pero yo no te ocultaba nada!
- ¡Pesh! Te pregunté si habías conocido a alguien.
- Pensé que te referías a si había ligado con algún tío...
- ¡Amy! - me interrumpió. Vero empezaba a sonar exasperada.
- ¿Qué?
- Soy yo, tu mejor amiga ¿Recuerdas? No hagas como que esto no está pasando.
- ¿Y qué está pasando según tú?
Suspiró.
- Llámame cuando quieras hablar de ello. Sólo espero que te estés haciendo la tonta y que no lo seas realmente.
No dije nada.
- Buenas noches.
Lo dijo con una voz que mostraba cansancio. Fue lo último que dijo. Ni si quiera esperó a que respondiera.
Me levanté. Me quité la ropa y me puse una camiseta grande que solía usar cuando hacía bastante calor y no quería dormir con pijama. Volví a tumbarme. Encendí el MP4 y me quedé escuchando música y pensando hasta que me dormí un par de horas más tarde.


A la mañana siguiente me desperté temprano (sobre las nueve y media). Supongo que porque no estaba acostumbrada a dormirme tan pronto. Tras desayunar y comprobar por la ventana que hacía buen día llamé a Vero.
- Hola.
- Hola.
- ¿Te apetece ir a la playa? - le pregunté.
- Ok. ¿En una hora en mi casa?
- Vale. ¡Bye!
- Hasta luego.


Estaba en la playa con Vero; tumbadas en la toalla. Ninguna de las dos había sacado el tema de la conversación que tuvimos la noche anterior. Yo sabía que ella esperaba que lo sacara yo. Y por un lado, aunque me daba algo de rabia tener que ser yo la que intentase arreglar las cosas, luego me di cuenta de que ella tenía razón; la noche anterior por algún motivo no había querido hablarlo con ella, ahora me tocaba a mí empezar la conversación si quería hacerlo. Y necesitaba hablar con ella porque al fin y al cabo Vero era mi mejor amiga. Así que me decidí.
- ¿Qué fue eso de colgarme ayer? - intenté no sonar cabreada.
- Lo siento.
- ¿Desde cuándo hacemos eso?
- ¿Y desde cuándo no me lo cuentas todo? - la miré por primera vez desde que había empezado la conversación.
- Es que no sé qué te tengo que contar.
Lo dije calmada dando a entender que no quería discutir y acabar enfadadas; solo quería hablar.
- Le gustas - dijo de pronto.
- ¿A Britney?
- Sí.
- ¿Por qué crees eso? Es decir... no la conoces casi nada ¿Cómo sabes que le gusto? Es más... ¿cómo sabes que le van las chicas?
- Bueno...no lo sé. Pero su ex, Jesse, puede ser nombre de mujer ¿no?
- Sí, pero también de tío.
- Mira me da igual si es lesbiana. Lo sea o no, le gustas.
- ¿Por?
Suspiró.
- Tú siempre eres muy modesta con estas cosas. Pero se le nota. Si vieras cómo te mira...
Tras un silencio incómodo dije algo que estaba en mi cabeza desde el día anterior.
- De todas formas tú tampoco eres muy objetiva en este tema.
Me miró con cara de "¿Qué coño me estás contando?". Pero en realidad se limitó a decir:
- ¿Ah no?
- No.
- Explícate.
- Vero que tú seas bisexual no significa que todo el mundo lo sea. A lo mejor crees que le gusto pero no es así.
- Dejando a un lado mi teoría de que todos somos bisexuales, a esa chica le gustas. Y punto.
Empecé a jugar con un montón de arena haciendo dibujos sin sentido. Como no dije nada ella siguió hablando.
- Y de todas formas no es de eso de lo que quería hablar ayer.
- ¿Ah no?
- Pues no. Bueno, en parte sí, pero lo que en realidad quería preguntarte es qué sientes tú por ella.
- No lo sé... yo no me había planteado nada de esto. Es solo una chica a la que conocí por casualidad y supongo que podría llegar a ser mi amiga.
- ¿Y ya está? ¿En serio?
Giré la cara aprovechando que al estar tumbadas podía ser un gesto perfectamente natural, intentando evadirme de allí un minuto. ¿Era eso todo? ¿Una amiga más?
Al ver que yo no contestaba insistió:
- Suponiendo que sea verdad y no sientas nada por ella, la próxima vez piensa un poco antes de hablar o de actuar cuando estáis juntas. Porque si no sientes nada igual le haces daño.
- ¿Por qué?
- Porque tonteas con ella Amy.
- ¡No!
- Sí y mucho además. Así que si no te gusta contrólate más a la hora de hablar, de tocarla o de mirarla. Porque si yo he pensando que a lo mejor había algo ella también lo hará. Y como no sientes nada - lo dijo recalcando las palabras para que sonara falso - le vas a dar falsas esperanzas.
- ¡Eres una exagerada! Seguro que ella no cree que estamos tonteando, seguro que ni le gusto. Porque aunque sea lesbiana, cosa que no sabemos, ¿por qué iba a gustarle yo? No sé...ella es la clase de chica que podría estar con quien quisiera. Así que permíteme que dude que yo le guste.
- ¿No te fías de mí?
- Sí lo hago, pero...
- Pero nada. Créeme, si yo lo he notado en un par de horas es porque hay algo. ¿Crees de verdad que te diría todo esto si no estuviera segura de que le gustas? En serio Amy, te mira como - tardó un poco en encontrar las palabras - como si fueras la única persona en la habitación, como si se muriera por abrazarte en ese momento o como si lo único importante fuese que tú estás allí, hablándole y sonriendo. Literalmente te acaricia con la mirada.
Silencio.
- Somos amigas desde hace años - siguió diciendo - confía en mí. Si no sientes nada deja de tontear con ella. Le vas a hacer daño.
Me incorporé en la toalla. Y me quedé sentada, con la mirada perdida en el mar. Ella me notó ausente y se quedó callada un rato.
Solté un quejido bajo. No dije nada, solo fue un ruido.
- ¿Qué pasa? - dijo sentándose también.
Lo pensé un momento.
- No quiero hacerle daño.
Se quedó mirándome aunque yo no le devolvía la mirada. Y supongo que trataba de analizarme.
- Mírame - lo dijo con dulzura pero a la vez me cogió la barbilla con una mano de forma firme para que no pudiera desviar los ojos hacia otro lado.
Abrió la boca pero la volvió a cerrar. Finalmente dijo:
- ¡Dios! Te gusta de verdad.
Me soltó la barbilla y volvió a tumbarse. Una vez más no esperó a que yo contestara.

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