martes, 19 de enero de 2010

CAPÍTULO 4 (PARTE 3)

El resto de la mañana intenté no pensar más en ello.
Dimos un paseo por la playa, nos bañamos, escuchamos música tumbadas en la arena... Intentamos abstraernos un poco de todo y simplemente divertimos. Y durante el tiempo que estuvimos en la playa funcionó.
Cuando estábamos en el autobús que nos traía de vuelta empecé a pensar en Britney y en la conversación con Vero.
- ¿Qué crees que debo hacer? - le dije poniéndome las gafas de sol y cogiendo el móvil.
- ¿Con Britney?
- Sí, claro.
Me miró y se quedó en silencio unos instantes.
Me fijé en la pantalla del móvil. Tenía una llamada perdida y un sms.
- No lo sé - dijo, por fin - supongo que lo único que puedo decirte es que sigas a tu corazón. Tanto si ese camino es uno que ya conocías y esperabas como si es totalmente nuevo e incluso te asusta.
Sonó el móvil. Era mi hermana. Descubrí, además, que la llamada perdida de antes era de ella. Me contó que el sábado mi madre y ella se iban a las casa de la playa y que Miguel dormía en casa de un amigo así que yo tenía dos opciones: irme con ellas o quedarme sola en casa. Le dije que ya tenía planes y que me quedaba. Es una buena parte de ser una hija responsable o no demasiado salvaje, podía quedarme sola en casa si estaba con una amiga.
- ¿Duermes en mi casa mañana?
- OK.
Cuando colgué fui a mirar de quien era el sms.
- Tengo un sms... de ella.
- ¿De tu hermana? Es coña. - dijo riendo y consiguiendo que yo también lo hiciera.- ¿Qué dice?
Lo leí con calma y después se lo pasé para que lo leyera. Ponía: "Hola Amy. Me lo pasé muy bien contigo y Vero el otro día. Me gustaría quedar contigo otra vez, ¿puedes mañana? Un beso"
Vero me devolvió el móvil con cara de duda.
- ¿Y ahora que vas a hacer?
- No lo sé. Supongo que seguir como hasta ahora.
- Pues entonces queda con ella.
- No puedo ¿no te acuerdas? Le dije a Diego que mañana salimos los tres.
- Pues queda con ella por la mañana. No, espera. Mejor invítala. Yo seguramente llevo a Pablo y fijo que Diego viene con alguno de sus amigos.
- ¿Crees que es buena idea?
- Joba no sé si es buena idea, pero es la única forma que se me ocurre de seguir como hasta ahora. Y acabas de decir que eso es lo que quieres. Además así quedas con ella y resuelves tus dudas.
- Ok. Tienes razón. La invito.


Le mandé un sms a Britney para quedar en el portal de casa a las 21:30. Había quedado con los demás casi en frente de casa. Era sábado y casi todos los sábados hacíamos lo mismo. Quedaba con Diego y Vero y normalmente venía alguien más; pero no siempre los mismos. Comprábamos algo de bebida en el súper de enfrente de mi casa e íbamos hacia la zona donde se juntaba toda la gente de nuestra edad para beber o simplemente pasar un rato el sábado por la noche. Como yo aún no tenía dieciséis y no podía entrar en las discotecas a veces íbamos a casa de alguno de nosotros si estaba libre (como en este caso la mía) y seguíamos con la fiesta. A veces simplemente íbamos a cenar a algún sitio. Esa noche sabía que probablemente acabaríamos en mi casa.
Una media hora antes de que fuera la hora a la que había quedado con Britney yo ya estaba lista. Me había puesto mis vaqueros preferidos y un blusón blanco con el borde negro que me dejaba un hombro descubierto. Bajé al portal y ella ya estaba allí. Mientras salía por el ascensor y bajaba por la rampa, el corazón me empezó a latir con fuerza. Estaba muy nerviosa. Se me pasaba por la mente todo lo que había hablado con Vero. Tenía la cabeza hecha un lío.
Britney estaba preciosa. Llevaba unos vaqueros negros, una camiseta blanca que tenía escrito con letras grandes "I love you" y una chaqueta negra de un material parecido al cuero pero más finito, para poder usarlo en verano. Tenía el pelo rubio recogido en una coleta, pero el flequillo le caía en diagonal sobre la frente y parte de los ojos. Le daba un aspecto dulce pero a la vez sensual.
Llegué a su lado y me mostró una sonrisa torcida; ella también parecía nerviosa. Para saludarme me abrazó. En ese momento, no sé si fué por su ropa, su olor o por el simple contacto de su piel con la mía, pero los nervios desaparecieron. Me calmé. Y de pronto pensé: "es sábado por la noche y estoy con una chica guapa, divertida y con la que me llevo fenomenal. Y voy a ver a mis amigos. Pásatelo bien y punto."
Abrí el portal y salimos a la calle. Mientras caminábamos una ráfaga de aire frío nos golpeó de lleno y aunque era una noche calurosa, debido probablemente a ese contraste, me dió un escalofrío. Ella se dio cuenta y me pasó un brazo por encima de los hombros.
- ¿Tienes frío? - dijo riendo.
- Que va... no sé, creo que fue por el viento.
- ¡Ey, espera! - mientras lo dijo me giró hacia ella - tienes una pestaña.
La cogió y me dijo que pidiera un deseo. Lo pensé un momento mientras la miraba a los ojos. Me pareció muy dulce que hubiera hecho eso, así que le di un beso en la mejilla.
- ¿Y eso? - dijo sorprendida.
- Me apetecía.
Sin decirlo en voz alta pedí mi deseo, lo único que quería era divertirme esa noche y aclarar lo que sentía por Britney. Cuando acabé de pedirlo soplé la pestaña de su dedo.
Ahora fue ella la que me dio un beso en la mejilla.
- Espero que tu sueño se haga realidad.
Ambas sonreímos.
- Venga, que vamos a llegar tarde - dijo cogiéndome la mano y tirando de mí.

Cuando llegamos al sitio en el que habíamos quedado con los demás Diego ya estaba allí. Por fin nos reencontrábamos después de sus vacaciones. Les presenté a Britney y nos fuimos hacia la zona en la que siempre estaba todo el mundo. Ese día éramos bastantes: Diego, su hermano Pablo (y nuevo novio de Vero), dos amigos de ellos (Álex y Manu), Vero, Britney y yo.

Estábamos en la plaza central de Pontevedra, enfrente del ayuntamiento; que es donde se juntaba la gente para hacer botellón. Yo solo había bebido un par de copas porque el alcohol se me subía rápidamente y no quería decir o hacer ninguna tontería esa noche. Estaba sentada en el respaldo de un banco con Vero a mi lado y Britney enfrente, de pie. Tanto Vero como yo nos dimos cuenta de que Britney era el centro de atención. Los amigos de Diego, Álex y Manu, estaban embobados con ella y todo el mundo que pasaba por allí se quedaba mirándola. Y no es que ella lo buscara; no era la típica chica guapa que habla en voz alta para que todo el mundo la oiga o finge que lleva un pedo tremendo para llamar la atención. Britney era divertida y extrovertida (ya que se llevaba bien con todos mis amigos a pesar de que acababa de conocerlos). Pero, a la vez, era discreta; no buscaba ser el centro. Simplemente lo era. En otra situación, tal vez podría decirse que solo era por ser nueva; en su caso no. Era tan guapa que cada dos por tres venían chicos a los que los demás conocíamos para saludarnos y de paso que les presentáramos a Britney. Recuerdo que en uno de esos momentos pensé: " si esto fuera una película de Hollywood ella sería la protagonista, la jefa de las animadoras que a la vez tenía un talento oculto increíble y que podía tener al tío al que quisiera." Y lo cierto es que lo sería. Era la típica chica americana: rubia, alta pero no demasiado, guapa, con un cuerpazo y una sonrisa preciosa. Pero a la vez tenía algo especial, algo que es difícil describir.
Eran más o menos las once de la noche y la plaza ya estaba llena. Álex y Manu se habían ido un rato con unos amigos y Pablo estaba un par de bancos a la derecha con unos chicos de su clase.
Vero, Diego, Britney y yo estábamos hablando de un montón de cosas. Vero me dió un codazo y con la cabeza me señaló al banco de la izquierda mientras decía:
- Mira quien está ahí.
- ¡Puf! Ya veo, ya...
- Vuestras grandes amigas - dijo Diego con sarcasmo.
Britney me miró con curiosidad así que le expliqué que aquellas dos chicas antes eran amigas nuestras.
- La rubia es María y la morena Claudia - le dije - estaban en nuestra clase el año pasado y hace un par de años solíamos quedar con ellas y siempre salíamos juntas.
- ¿Y qué pasó? - dijo Britney sentándose a mi lado.
Vero y yo nos miramos.
- ¡Contárselo, venga! - nos animó Diego.
- De repente y sin venir a cuento empezaron a soltar rumores sobre nosotras - dijo Vero señalándonos.
- Y aún no entiendo por qué - dije.
- ¡Joder, está claro! A Claudia le gustaba Diego desde hace mucho y cuando empezasteis a tontear, empezaron con los rumores. Y cuando por fin os liasteis Claudia estaba muy celosa por eso se inventó EL RUMOR. Y María ya sabes que es su perrito faldero, así que simplemente la siguió.
- ¿Y qué rumores soltaron? - preguntó Britney.
- ¡Puf! No sé... un montón de tonterías.
- Al principio nosotras no lo sabíamos. Pero después de un tiempo se pasaron y uno de los rumores (al que llamamos EL RUMOR) se extendió muchísimo y la gente venía a preguntarnos si era verdad. Al final descubrimos que eran ellas las que se lo habían inventado todo.
- Desde entonces, como comprenderás, dejamos de estar con ellas y con los demás chicos con los que también solíamos quedar todos - dijo Diego.
Britney se lo pensó un poco antes de preguntar:
- ¿Y puedo preguntar cuál era EL RUMOR?
Los tres intercambiamos una mirada de duda. En ese momento Pablo vino porque quería llevarse a Diego y Vero para presentarles a alguien. Ellos se fueron y me quedé a solas con Britney.

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