lunes, 25 de enero de 2010

CAPÍTULO 5 (PARTE 2)

Fui al salón y me senté al lado de Britney en el sofá.
- ¿Te lo estás pasando bien?
- Mucho. Ojalá esta noche no se acabara - mientras lo dijo me cogió la mano.
- No tiene por qué acabarse. Puedes quedarte a dormir.
- Me encantaría, pero no quiero molestar.
- No vas a molestar, además Vero también se queda. Así que si a mis padres no les importa que se quede una amiga tampoco les importará que se queden dos.
- ¿Segura?
- Sí. Pero si no quieres o no te apetece no pasa nada...
- Claro que quiero.
Vero volvió al salón y estuvimos hablando y bailando las tres hasta tarde. Vero había bebido bastante y hacia las cuatro de la mañana estaba prácticamente k.o. así que con ayuda de Britney la tumbé en la cama de mi hermana. En mi habitación, debajo de mi cama, había otra que se podía desplegar fácilmente. En un principio allí era donde iba a dormir Vero, como hacíamos siempre que se quedaba a pasar la noche en mi casa, pero en ese momento Vero ya estaba dormida y yo aún no había sacado la cama. Britney me ayudó a poner las sábanas. Me empecé a poner nerviosa cuando me di cuenta de que sería ella la que durmiera allí, en la misma habitación que yo.
Al principio ella quiso ayudarme a recoger un poco las botellas y todo lo demás del salón, pero la convencí de que ya lo haríamos al día siguiente. Volvimos a mi habitación y le dije que podía coger algo de ropa para cambiarse y dormir más cómoda. Cogió un pantalón corto y una camiseta de tirantes.
Cuando iba a empezar a cambiarse de ropa la miré de reojo. Me mordí el labio porque estaba bastante nerviosa, ¿qué debía hacer? ¿marcharme de la habitación para que se cambiase? ¿o quedarme como lo hubiera hecho si la que se estuviera cambiando fuera Vero? Al final decidí que lo mejor era dejarle un poco de intimidad y salir de la habitación. Cogí el pijama de verano que iba a ponerme, pero cuando ya iba hacia la puerta Britney me agarró suavemente por la muñeca.
- No tienes que irte - dijo sonriendo.
- ¿Segura?
Asintió.
- A no ser que estés incómoda y tú quieras cambiarte a solas...
- No, estoy bien Britney.
Ambas sonreímos. Volví a la cama para dejar la ropa encima y empezar a cambiarme. Ella se había entretenido mirando las fotos que yo tenía colgadas en un tablón. En la mayoría salía con Vero o con Diego, aunque también había más amigos en otras. Mientras Britney las miraba me quité la ropa y me puse el pijama. Dejé todo encima de la mesa y me tumbé en la cama. Cuando terminó de curiosear por mi habitación y se quitó la camiseta para ponerse la que yo le había prestado, no pude evitar mirar de reojo. Se había soltado la coleta y el pelo le caía sobre el sujetador negro. Era realmente preciosa; y en ese instante supe que nadie podría decirme nunca lo contrario. Me fijé en que tenía un pequeño tatuaje en la espalda, justo debajo del hombro izquierdo: eran tres estrellas pequeñas, azules por el borde.
- No sabía que tenías un tatuaje. ¿Dolió?
- Un poco, pero no mucho.
- ¿Cuándo te lo hiciste?
- Bueno... es prácticamente nuevo. Me lo hice hace un par de meses. Llevaba un tiempo pidiéndoselo a mis padres y al final, en mi cumpleaños, me dijeron que podía hacérmelo; fue su regalo.
- Me encanta. Te queda muy bien. ¿Sabes? Sienna Miller tiene uno igual en el hombro.
- Lo sé - dijo riendo.
- Recuerdo que cuando lo vi me encantó, me pareció un tatuaje bonito pero discreto.
- Ya, no las típicas horteradas que se ponen los famosos.
- Exacto.
- A mí también me gustó cuando se lo vi. Pero lo cierto es que no me lo hice por eso.
Se quedó callada.
- ¿Y por qué te lo hiciste?
- Bueno, es una historia un poco larga.
Ya había terminado de cambiarse y se sentó en la cama de al lado.
- Tenemos tiempo.
Me miró y dudó durante un rato. Se tumbó en la cama, boca abajo, pero mirando hacia mí.
- A ver... el tatuaje es como un símbolo, por eso me lo hice.
Dejé que siguiera explicándomelo, que encontrara sus propias palabras.
- Son tres estrellas porque representan a mi madre, mi padre y mi hermana. Quería... es que no sé muy bien cómo explicarlo.
- Tranquila, tómate tu tiempo.
- Estas Navidades mi hermana me preguntó por Jesse, no recuerdo qué me preguntó exactamente. Pero al final le acabé contando que estaba saliendo con ella. Mi familia aún no sabía que soy lesbiana; así que Rachel fue la primera en saberlo.
- Rachel es tu hermana ¿no?
- Sí. Se lo tomó muy bien, me dijo que en cierto modo ya lo sospechaba pero que quería esperar a que yo estuviera preparada para hablar de ello. Y estuvimos hablando durante mucho tiempo... Luego, al día siguiente me senté a hablar con mis padres y se lo dije. Ellos no se lo esperaban, sobre todo mi padre. Creo que fue el que más se sorprendió.
- Bueno, los hombres suelen ser menos observadores no es de extrañar que fuera el más sorprendido.
- Ya - se rió.
- ¿Y cómo fue? ¿Cómo reaccionaron?
- Pues eso, al principio les pillé desprevenidos y no reaccionaban. Luego hablamos de ello, me preguntaron si estaba segura o si se trataba solamente de una fase. Les expliqué cómo me sentía. Y creo que al final me entendieron.
- ¿Fue difícil?
- ¿Decírselo? Sí, fue bastante duro. Nosotros no somos una familia muy religiosa ni cerrados de mente pero aún así... Ser gay en Estados Unidos no es fácil. Bueno, no es fácil en ningún sitio; pero al menos en Europa ya hay muchos países que permiten el matrimonio gay ¿entiendes? La sociedad americana sigue siendo bastante conservadora. Eso va cambiando poco a poco pero...
- Ya, lo entiendo.
Y realmente lo entendía. Aquí, al menos, la ley respalda a los homosexuales, bisexuales y transexuales. Allí muchas veces no es así.
- Yo... no quería decepcionarles - siguió - Era lo que más miedo me daba, que no me aceptaran y me obligaran a elegir entre ellos o mi felicidad. Porque era consciente de que eso podía pasar, de que ocurre en muchas familias. Sabía que existía la posibilidad de perderlos, pero no pensaba renunciar a mi felicidad, a lo que soy. Gracias a Dios no tuve que hacerlo. Cuando se les pasó la sorpresa creo que lo primero que querían era protegerme. Se dieron cuenta de que iba a sufrir mucho. Aquello no iba a ser fácil para mí porque vivíamos en un sitio pequeño y se iba a correr la voz en seguida. Y no es que me importara especialmente, pero la gente podía llegar a ser tan cruel... ellos no quería ser los primeros en hacerme daño, querían apoyarme desde el principio.
Paró un momento. Se incorporó y se sentó en la cama apoyando la espalda en la pared.
- Me dijeron que seguía siendo quién era, que aquello no cambiaba mi personalidad, que no significaba que hubiera dejado de ser divertida, inteligente, dulce y buena persona. Que todo eso seguía formando parte de mí y que por eso me querían - noté que empezaba a tener los ojos llenos de lágrimas - tanto si era hetero como si no.
Me pareció que realmente se estaba abriendo conmigo y que aquello era importante para ella, todavía ahora le afectaba de forma visible. Me conmovió que estuviera tan cómoda conmigo y tuviera la confianza para contarme algo que era tan importante para ella.
Una lágrima le rodó por la mejilla. Me levanté de la cama y me senté a su lado. Besé una de las lágrimas que le caían por la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario