martes, 19 de enero de 2010

CAPÍTULO 4 (PARTE 5)

Una vez en mi casa Diego y yo estábamos en la cocina mientras los otros bailaban en el salón.
- Oye, una cosa - me dijo de repente.
- Dime.
- Álex me pidió que indagues un poco sobre si Britney sale con alguien.
- No sale con nadie. ¿Por?
- Quiere que averigües si se liaría con él.
- ¿Le gusta Britney?
- Eso parece ¿te sorprende?
- No, bueno, es evidente que es guapa.
- Es evidente. Y de paso pregúntale también si le molo yo.
- Que morro tenéis. ¿Y no podéis entrarle vosotros y averiguarlo solitos?
- Venga, Amy, hazme ese favor. Imagina que le entra uno y le rechaza y luego le entra el otro. Va a pensar que en España estamos todos salidos.
- Mucha razón no le faltaría.
- ¿Lo harás?
- Sí. Aunque solo sea porque no quedemos mal todos los españoles.
Me abrazó mientras se reía.
- Gracias. Te adoro.
Britney entró en ese momento.
- Perdón.
- No, no pasa nada. Este ya se iba - y empujé a Diego hacia la puerta de la cocina. Me senté en la mesa y ella se acercó y se puso enfrente de mí, de pie.
- Lo siento si he interrumpido algo.
- Que va.
- ¿Seguro? Parecíais...
- Para nada, todo lo contrario, me estaba hablando de otra chica. De todas formas, la próxima vez que quedemos te voy a pasar una lista con mis posibles líos, para que no me emparejes con gente con la que no hay absolutamente nada, como Vero o Diego - lo dije de coña, pero era cierto; esa noche no daba ni una.
- Entonces será una lista enorme.
- Créeme la tuya sería mucho más grande.
- ¿A qué te refieres?
- A ver, no me gusta andarme con rodeos y mucho menos en estas tonterías que debería saber arreglar solitos.
- No te sigo, Amy.
- A Diego y Álex les gustas. Se supone que tenía que averiguar si alguno te mola sin decirte esto. Pero... ni hay ganas ni mucho tiempo.
- ¿Les gusto?
- ¿Te sorprende? Es decir...mírate a un espejo Britney, claro que les gustas.
Se puso algo colorada y se sentó en la mesa, a mi lado.
- Lo que quieren saber es: ¿si te entraran te liarías con alguno?
- Bueno, son guapos, los dos. ¿Pero tú crees que me liaría con ellos?
- No sé, tampoco te conozco tanto ¿no?
Suspiró.
- Creí que sí lo suficiente. Pensé que te habías dado cuenta.
- ¿De qué?
En ese momento entró Álex y me preguntó si había alguna cerveza. En mi casa no quedaban así que Britney se ofreció a bajar a la suya a por unas.
- ¿Te acompaño? - se ofreció Álex.
Britney me miró. Bajé de la mesa y contesté por ella:
- No hace falta, creo que voy yo.
Nada más salir por la puerta y entrar en el ascensor le volví a preguntar de qué tenía que haberme dado cuenta. Me miró a los ojos.
- ¿En serio?
- Sí.
El ascensor se abrió. Entramos en su casa y me pareció realmente bonita así que se lo dije enseguida.
- Gracias.
Sonrió pero parecía estar nerviosa y creo que no quería seguir con la conversación de antes, le concedí un descanso pero no pensaba quedarme sin saberlo durante mucho tiempo.
- ¿Puedo ver tu habitación? - le pregunté.
- Claro. Es la primera a la izquierda. Voy a coger las cervezas mientras.
- Vale.
Aún llevaban poco tiempo allí y se notaba que Britney había empezado a decorar la habitación a su gusto, aunque tuve la impresión de que aún no había terminado. Recuerdo que lo que me llamó la atención nada más entrar por la puerta fue que encima de la cama había un gran mural hecho con fotos de distintos lugares del mundo. Había algunas que reconocí enseguida, eran fotos de Nueva York, Los Ángeles, Londres, París, Roma, Seattle, Venecia, Las Vegas, Madrid, Sydney... Pero también había muchas otras de sitios menos conocidos. Era sin duda la habitación más original que había visto en mi vida. Porque, al fin y al cabo, tener una foto de un cantante, actor o incluso de un sitio que te guste mucho, no es nada extraño. Pero tener una pared llena con sitios preciosos es, sin duda, algo especial. En ese instante y antes de fijarme en todo lo demás me enamoré de esa habitación. Luego me di cuenta de otras cosas; como por ejemplo, que la habitación era bastante más grande que la mía, ya que habían tirado la pared que en mi casa separaba mi habitación de la de mi hermana para formar una única, la de Britney. Además era muy peculiar el hecho de que la cama fuese tan grande como una de matrimonio. Sin duda no es algo que se suela ver en personas de nuestra edad. Tenía un edredón violeta y blanco precioso. Había también dibujos de ella por todas partes, parecidos o incluso alguno igual a los que vi el día que chocamos y los tiré todos por el suelo. Encima de la puerta había una foto grande enmarcada, al principio no lo reconocí, pero luego me fijé bien y me pareció su ciudad, Willmington. Mientras seguía ojeando la habitación ella volvió.
- ¿Te gusta?
Me giré para mirarla.
- ¿Estás de coña? Es perfecta. Nunca había visto una habitación tan bonita.
Sonrió. Y se puso un poco colorada.
- De todas formas, aún no está acabada.
- Pues será aún más perfecta cuando lo esté.
Volví a mirar el mural.
- ¿Cuando lo hiciste? Es increíble.
- Lo hice hace un par de años. Si te fijas - dijo señalando la esquina de una de las fotos - algunas tienen una pequeña marca; esos son los sitios en los que ya he estado. Mi mayor sueño es ir a todos esos sitios, porque es casi como dar la vuelta al mundo.
Me di cuenta de que no era solo una forma de hablar, ese era su sueño. Se le iluminaba la cara cuando hablaba de ello.
- ¿A cuántos has ido?
- Veinte.
- ¿Y cuántos son?
- Setenta.
- Irás a todos esos sitios, Britney. Lo conseguirás.
Realmente pensé que sería así, que ella iría a todos esos lugares, que su sueño se haría realidad.
- ¿Y tú vendrás conmigo? - lo dijo con un tono de voz que daba la impresión de que no bromeaba.
No contesté, simplemente sonreí.
- ¿Volvemos arriba? - dijo al final.
Pasó a mi lado pero la agarré cogí las cervezas y las dejé en la mesa.
- No nos vamos hasta que me digas de que tenía que darme cuenta.
- ¡Oh! Venga, vamos...
- Britney lo digo en serio, quiero saberlo.
Se quedó callada y me dio la espalda.
- Yo te conté todo lo de los rumores cuando lo preguntaste, ¿qué pasa? ¿No confías en mí? - pregunté algo insegura.
- Pues claro que confío en ti. Es solo que...
- ¿Qué?
- Que no quiero que te alejes de mí, no quiero que dejemos de ser amigas. No conozco a nadie más aquí.
Me acerqué a ella y le cogí la mano.
- Da igual lo que digas. No vamos a dejar de ser amigas por esto. Así que dime: ¿de qué tenía que darme cuenta?
Estuvo en silencio un tiempo antes de contestar. A pesar de que lo hizo aún vi la duda en sus ojos mientras hablaba, creo que se preguntaba si estaba tomando la decisión correcta al contármelo.
- ¿No te has dado cuenta de que tonteo contigo desde el primer dia, de que te trato de forma diferente? ¿No te has dado cuenta de que me gustas? Me gustas mucho Amy.
Al principio me asusté al oírlo. Creo que fui consciente por primera vez de que ella era una chica diciéndome que yo le gustaba, que tonteaba conmigo. Y también era evidente que algo me pasaba con aquella chica porque en ese instante el corazón me latía a mil por hora. Me aterró la idea de que tal vez no me conocía a mí misma tan bien como yo creía, que no sabía quién era yo en realidad. Creo que el miedo y la confusión se reflejaron en mi cara y, sobre todo, en mis ojos. Ella se dio cuenta.
- Déjalo. Olvida que lo he dicho. No quiero perderte por esto, así que haz como si no hubiera pasado.
Pasó a mi lado, cogió las cervezas y salió de la habitación. Escuché como se cerraba la puerta de casa.
Entonces reaccioné. Pensé en que si me olvidaba del miedo, si lo apartaba de mis sentimientos, vería lo que sentía de verdad. Y en el instante en que lo hice me di cuenta de que realmente era feliz en ese momento. Pensé en lo mucho que me gustaba estar con ella y en que me daba igual si era una chica.
Así que salí corriendo de la casa y me metí en el ascensor justo antes de que se cerrara. Sin decir nada cogí las cervezas de sus manos y las puse en el suelo. Me acerqué más a ella. La agarré por la cintura para que levantara la cara y me mirara. Entonces fui consciente de lo que realmente sentía y se lo dije:
- No vas a perderme. No quiero alejarme de ti.
Me acerqué aún más. Cerré los ojos y me dejé llevar. Fue absolutamente el mejor primer beso que podíamos haber tenido. Fue perfecto, aunque sucediera en un ascensor, con el ruido de éste de fondo y las cervezas por el suelo. Aquel era sin duda el mejor beso que me habían dado y no ignoré lo que eso significaba. Todo cambió de repente. Me gustaba una chica. Me gustaba Britney Spencer. La forma en que veía el mundo había cambiado. Y ya no volvería a ser igual. Allí, con ella a mi lado, con sus labios acariciando los míos por primera vez, me sentí más viva que nunca.

2 comentarios:

  1. me encantoooooooo ....XD tubo que ser un momentazooooo jajaja me alegrooo espero que sigas con la historia
    un besazooo

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