viernes, 14 de mayo de 2010

CAPÍTULO 20 (PARTE 2)

Al acabar la primera hora salí al pasillo y me fui al baño, para airearme un poco y alejarme del ambiente raro que para mí había ese día en clase y que los demás parecían no notar. La oí llegar. Vi, a través del espejo, como se acercaba. Me giré.
- Por favor, siéntate conmigo y hablamos.
Me quedé mirándola sin decir nada, así que insistió:
- ¿Lo harás?
- A lo mejor…
Entendió perfectamente porque usé justo esa expresión.
“¡A lo mejor…!” ¿Cómo había podido decir eso? ¿Tenía idea del daño que me había hecho?
- Por favor…
Intentó acercarse más a mí y me rozó la mano, sin llegar a poder acariciarla, porque me aparté justo antes.
- Vale.
Esa fue mi única respuesta. Me iba a sentar con ella pero no le había dejado acercase a mí, así que no sabía si sonreír o no.
Salí de allí intentando esquivarla. Sabía que si me quedaba más tiempo a solas con ella, que si volvía a acariciarme, la acabaría perdonando y no quería hacerlo así como así, aunque me doliese no hablar con ella.
Pasamos los diez primeros minutos sin hablar, sin movernos, sin prestar demasiada atención tampoco (yo al menos); esperando a que alguien diera el primer paso o tal vez pensando cómo darlo. Vi como cogía una libreta y empezaba a escribir. La deslizó por la mesa para que la viera:
“No soporto estar así.”
Contesté en la misma hoja.
“Para mí tampoco es fácil.”
“Amy, sabes que no lo dije en serio, que yo no pienso eso”
“No, no lo sé. Y además si lo dijiste es por algo…”
“¡No significa nada! ¿Nunca has dicho algo en un momento de cabreo que no pensaras de verdad? Lo dije porque estaba enfadada y super celosa, más celosa de lo que he estado nunca en mi vida. Imaginarte con ella…”
“Pero no tienes por qué estar celosa, si estoy contigo es porque te quiero, pareces no entender que me has cambiado la vida, que lo eres todo para mí. You mean the world to me.”
Sonrió al leerlo. Posó suavemente su mano sobre la mía. Pero la aparté, instintivamente. Vi por el rabillo del ojo como su expresión cambiaba, poniéndose de pronto triste.
- Fue un acto reflejo – dije – Lo siento.
- ¿Ahora te doy miedo o qué?
La profesora pasó justo a nuestro lado así que dejamos de hablar y cogí de nuevo un boli para escribir.
“No es eso. Pero me hiciste daño Brit”
“¿Y no vas a perdonarme? Porque que sepas que pienso pedirte perdón todas las veces que haga falta.”
“No se trata de que me pidas perdón mil veces porque, de hecho, prácticamente ya te he perdonado, se trata de que no vuelva a pasar…porque así no podemos estar. Si cada vez que esté con Vero o que hable con ella o que la abrace vas a pensar que te engaño con ella… para mí eso significa que no confías en mí. Y si no confías en mí no podemos estar juntas.”
La observé mientras lo leía; cuando llegó al final levantó la vista y me miró a los ojos.
- ¿Significa que quieres dejarlo?
- No quiero dejarlo, ya lo sabes. Pero tampoco quiero estropear más las cosas, no quiero que las escenas de celos o las frases dichas para hacer daño se conviertan en algo habitual.
- Te prometo que no voy a volver a hacerlo.
- Ok.
- ¿Pero me crees?
- No es que no te crea, es solo que necesito tiempo…
- ¿Tiempo para qué?
- Para ver si de verdad vas a cumplir lo que dices, tiempo para olvidarlo y para pensar…
- Y ¿Cuánto? ¿Un día, un mes, una semana?
- No lo sé… el que necesite para estar bien.
Sonó el timbre antes de que ella pudiera decir nada más. Cogí mis cosas, tenía clase en otra aula: yo había escogido música como optativa y ella francés, por eso no estábamos juntas.
No sabía muy bien que decir antes de irme.
- Si quieres me siento con Diego en las horas después del recreo – dijo – Como quieres espacio y tiempo…
- Vale. Gracias por entenderlo.
- De nada.
Lo dijo un poco triste y ni si quiera me dio un beso o un abrazo, salió al pasillo. Yo también terminé de recoger mis cosas y me fui.
¡Le había pedido tiempo, es lógico que actuara así, simplemente me estaba dejando mi espacio! Ni si quiera yo me entendía ahora mismo, primero le digo que me dé tiempo y luego me extraño de que no se acerque a besarme o abrazarme… ¡Mujeres! Sí, lo siento para aquellas que lean esto y se sientan ofendidas, pero es verdad, somos desconcertantes, impulsivas, apasionadas, un día estamos arriba y otro abajo, lo vivimos todo al mil por cien y sobre todo… somos sinceras, hablamos de nuestros sentimientos y no porque no nos dé miedo (que es la excusa que parecen poner los hombres para no hacerlo) si no porque nosotras enfrentamos el miedo y lo superamos. Sí, vale, a veces volvemos loca a la gente o nos volvemos locas nosotras mismas por nuestra indecisión o confusión, pero somos puras, sufrimos, lloramos y reímos, pero no lo escondemos. Y eso es lo más bonito del mundo, no solo vivimos la vida, la sentimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario