martes, 30 de marzo de 2010

CAPÍTULO 15 (PARTE 1)

A la mañana siguiente de saber que Britney tenía cáncer me desperté temprano y sin ganas de hacer nada. Había quedado con Vero para dar una vuelta y ponernos al día, evidentemente antes de que sucediera todo aquello. Y ahora no me apetecía salir de casa ni tener que enfrentarme a los ojos de Vero y que se diera cuenta de lo asustada que estaba. Pero ella había insistido en que tenía ganas de verme y que necesitaba hablar conmigo y no quería fallarla así que me vestí y salí de casa, unos treinta minutos antes de la hora acordada con Vero, así tendría tiempo para pensar. Quedamos en una zona de jardín, al lado del río, que estaba bastante apartada.
Yo estaba cansada, con los ojos rojos y con aspecto de haber dormido poco. Y cuando Vero llegó me di cuenta de que supo nada más verme que me pasaba algo, pero no la dejé preguntar y le pedí que me contara por qué había querido quedar para hablar.

- Lo mío es una tontería Amy y lo tuyo parece importante así que dime.
- ¡Lo que te pase a ti también es importante! Y te prometo que quiero saber por qué tenías tantas ganas de quedar.
- Bueno… por varias cosas, no solo para hablar. Últimamente como estás con Britney y yo con Pablo no nos vemos mucho. Y te echo de menos.
- Yo también te echo de menos – dije sentándome a su lado en el banco y cerrándome bien la sudadera, sintiendo el frío calándose en mis huesos.
- Le he dejado – dijo de pronto.
- ¿Por qué? – No me hizo falta preguntar si se refería a Pablo; la había entendido sin que lo dijera.
Suspiró.
- No lo sé. Creo que simplemente no íbamos a ningún lado. No me he enamorado de él ni fue un flechazo ni nada de eso… yo… no sé, ya me conoces; necesito estar con alguien, necesito cariño y abrazos y besos y demás. Pero él ya empezaba a sentir algo más y no es justo que siga con él solo porque no quiero estar sola. Hace dos semanas me dijo que me quiere. Y quise decirle que yo a él también, pero no pude porque no era cierto. Y no quiero mentirle, hacerle daño o que crea que juego con él así que la única opción era dejarlo.
Se quedó mirando hacia el río, pensativa.
- Has hecho bien Vero, si no sientes lo mismo no podías engañarle…has hecho lo mejor.
- ¿De verdad lo crees?
Asentí. Estuvimos un tiempo calladas. Ella pensando en su vida y en Pablo y yo pensando en Britney pero también, tengo que reconocerlo, en Vero.
- No quiero seguir así – dijo ella después de un buen rato – No quiero seguir saliendo con gente solo porque no sepa estar sola. No quiero hacer daño, porque al final yo también lo paso mal. A partir de ahora se acabó lo de las relaciones cuando en realidad no siento nada, porque les doy falsas esperanzas.
- ¿Y vas a aguantar? – No lo dije con maldad pero realmente dudaba de que Vero pudiera estar mucho tiempo sin relaciones.
- Sin relaciones sí, sin sexo…
Me reí porque eso era exactamente lo que yo estaba pensando.
- Pero puedo tener sexo sin compromiso – explicó – sin tener que empezar una relación solo porque nos hayamos acostado o porque me haya liado con esa persona. Así ni ellos ni yo nos creamos falsas esperanzas.
- Me parece lógico. Pero… ¿cómo vas a encontrar el amor así?
- Cuando encuentre a alguien adecuado para mí, alguien por quién sienta amor de verdad lo sabré. Y en ese caso todo será distinto, no será sexo sin compromiso ni un calentón en una discoteca. Entonces y solo entonces, cuando me enamore, tendré una relación estable.
La miré mitad sorprendida, mitad maravillada por su capacidad de arreglar su vida en dos segundos.
- ¡Aish! Mi pequeña rompecorazones – dije de coña abrazándola.

Cuando la solté y me separé un poco fue ella la que volvió a abrazarme, apretando su cuerpo al mío con fuerza. Y la dejé. Me di cuenta de que por eso había querido quedar conmigo, no para contármelo porque eso podría haberlo hecho por teléfono sino para abrazarme, para que alguien la reconfortara. Siempre lo había sabido, Vero es una persona que tal vez por el divorcio de sus padres o por su propio carácter necesita mucho cariño aunque no siempre dé esa impresión o sea capaz de decirlo. Y busca en las relaciones esporádicas ese cariño que no siempre le dan las personas de su entorno habitual. Y en ese entorno me incluyo a mí. En ese momento, mientras me abrazaba apoyando su cabeza en mi hombro y mientras tenía su boca rozando mi cuello fui consciente de que a veces no estaba lo suficientemente pendiente de Vero como ella necesitaba, me di cuenta de que a lo mejor si le hubiera dado un poco más de cariño no habría tenido esa colección increíble de relaciones esporádicas. Y me sentí jodidamente mal. No entendía por qué no me había dado cuenta antes, por qué no había sido mejor amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario