jueves, 11 de febrero de 2010

CAPÍTULO 9 (PARTE 1)

El teléfono sonó tres veces antes de que lo cogiera.
- ¡Hola Amy!
- Hola - dije con la voz algo quebrada.
- ¿Estás bien?
Evité contestar.
- ¿Estás en casa? - le pregunté.
- Sí. ¿Vienes?
- Ok. Estaré ahí en dos minutos.
Hice el camino casi inconscientemente; estaba en otro mundo, en mi mundo.
Cuando el ascensor se abrió y fui a darle al timbre de la puerta que tenía delante apenas podía contener las lágrimas. Tenía los ojos completamente nublados.
La puerta se abrió y la abracé nada más entrar. Noté que cerraba la puerta detrás de mí, sin soltarme y sin dejar de preguntarme qué había pasado. Me dejé llevar y solté todas las lágrimas que llevaba guardando desde ese mediodía.
- Se lo he dicho - susurré entre sollozos.
- ¿El qué a quién?
Me separé un momento sin poder dejar de llorar. Ella me apartó las lágrimas con las mano en un gesto realmente dulce.
- Se lo he dicho a mi madre.
Al instante pareció comprender con exactitud de qué le estaba hablando.
- "Oh my God"
Volvió a abrazarme.
- ¡Ven! - dijo mientras me guiaba de la mano hasta su habitación. Nos sentamos en el borde de la cama, con las piernas encima de ésta para poder estar frente a frente.
- ¿Qué ha pasado? Cuéntamelo todo... - dijo cuando conseguí calmarme.
- Ayer mi hermana me comentó que intuía que estábamos juntas. Hablamos de ello y le conté todo.
- ¿Y cómo reaccionó?
- Muy bien. Dijo que siempre iba a estar ahí para mí y que me veía feliz y eso es lo que le importa.
- Eso es bueno, te apoya... - dijo sonriendo.
- Lo sé, Naira es espectacular.
Aguardé un momento antes de seguir.
- También hablamos de si debería contárselo a mi madre o no. Ella me aconsejó que lo hiciera, que fuera sincera desde el principio, que no tuviera miedo. Pensé en ello toda la noche y al final decidí que quería confiar en ella. Pero por desgracia soy bastante cobarde y tenía miedo a que llegado el momento no fuera capaz de explicarle lo que ha pasado y cómo me siento. Así que le escribí una carta y la dejé a la vista para que la leyera por la mañana.
- ¿Y la leyó?
- Sí, y luego se fue al trabajo así que no pude verla hasta el medio día. Cuando volvió me dijo que deberíamos hablar de ello y nos sentamos en el salón - la voz comenzó a temblarme - Al principio estuvo amable; me dijo que en absoluto había dejado de quererme, que cómo podía pensar eso. Pero luego...
Las palabras se perdieron antes de que yo las pronunciara.
- ¿Luego qué?
- No sé... no te puedo decir cómo fue exactamente la conversación porque yo estaba tan sorprendida que me quedé en estado de shock. Pero muchas de las frases se me quedaron grabadas. Ella cree que el hecho de que mi padre no viva aquí y de que yo lo haya pasado muy mal por eso puede tener algo que ver con que crea que me gusten las chicas. Pero que es solo una fase y que se me pasará.
La estaba sorprendiendo bastante.
- Además - continué - me dijo que la sociedad no estaba tan modernizada como nosotros creemos y que Pontevedra es un sitio pequeño y mucha gente iba a enterarse, que piense que a ella y mis hermanos eso también va a afectarles porque tienen que vivir aquí.
Una lágrima resbaló de mis pestañas y cayó directamente en mis vaqueros, que empezaban a estar bastante mojados.
- ¿Qué más te dijo? - inquirió Britney.
- Dijo algo de que los extremos y las cosas radicales nunca no son buenas y que ser lesbiana es un extremo. No lo dije en voz alta pero en ese momento me pregunté ¿y ser hetero no lo es?
- Ya, tienes razón.
- Para acabar su maravilloso discurso dejó caer que debería dejar de pensar en esas cosas y centrarme en intentar que me gusten los chicos.
- No me lo puedo creer, ¿en serio dijo eso?
- Sí, tal cual.
Nos miramos en silencio sin saber muy bien que decir. Ella quería consolarme y tratar de animarme pero no sabía cómo; Britney ni siquiera había pasado por eso, sus padres la habían apoyado desde el principio. ¿Por qué no pude yo tener lo mismo?¿Por qué lo único que conseguí con mi sinceridad fueron signos de opresión más propios de antaño que del siglo XXI?¿Por qué la persona a la que había recurrido para que me ayudara era la que más miedo e inseguridad me había metido en el cuerpo?¿De verdad creía mi madre en lo que me dijo durante esa conversación?¿Cómo podía creer que esa frase de "tu intenta que te gusten los chicos" tenía algún sentido?

No hay comentarios:

Publicar un comentario