lunes, 1 de febrero de 2010

CAPÍTULO 6 (PARTE 2)

Esa misma noche Britney me invitó a ir al cine con ella al día siguiente. Hablamos por messenger hasta las cuatro de la mañana (hora en la que las dos decidimos que necesitábamos dormir un poco). Al día siguiente estaba muy nerviosa, como siempre que iba a ver a Britney; aunque también puede que tuviera algo que ver el hecho de que cuando ya estaba preparada para salir se me callera pasta de dientes en la camiseta y tuviera que volver a cambiarme. Fuimos durante todo el camino hacia el cine riéndonos de algunas cosas que habían pasado la otra noche. Y cuando de vez en cuando nos quedábamos calladas yo la miraba de reojo y me di cuenta de que ella también parecía nerviosa... por tonto que suene eso me tranquilizó un poco. Pagamos las entradas y cogimos un paquete grande de palomitas para compartir entre las dos y un par de pepsis. Habíamos ido a ver "La última casa a la izquierda". A mí la verdad es que no me gustaban mucho las pelis de miedo, pero habría ido aunque fuera a ver los teletubbies por estar con ella. Nos sentamos en la penúltima fila casi en el momento en el que los anuncios de no ensucien, apaguen sus móviles y demás empezaban. La sala estaba casi vacía. Para ser sinceros Pontevedra no era un sitio en el que la gente fuera demasiado al cine; de vez en cuando para ver algún estreno de público masivo pero poco más. Y claro, que la peli tampoco fuera gran cosa también influía. Pero a Britney le encantaba el género de terror...
No soy de esas personas que tienen miedo fácilmente, pero en un momento puntual de la película me asusté un poco e impulsivamente cogí la mano de Britney que estaba apoyada en la butaca. Ella se limitó a sonreírme y me dijo al oído con tono de burla:
- Tranquila que estoy yo aquí para protegerte.
- Sí, claro... - le dije con cara de ofendida.
- No seas tonta, que era broma - mientras lo dijo me apartó el pelo y empezó a besarme el cuello.
- Mmmmm - después de un rato y de que se me pasara un poco la sorpresa de que me hubiera vuelto a besar; la aparté un poco - por esto querías venir a una peli de miedo ¿verdad? - le dije sonriendo.
- Puede... - no me dejó contestar; simplemente volvió a besarme.
Puedo decir que esa fue una de las primeras películas de miedo que fui a ver al cine; pero si me preguntan por el argumento o final de la peli no sabría muy bien que decir. Desde ese momento no dejamos de besarnos, acariciarnos o hablar entre susurros y yo solo tenía ojos para Britney. ¡Hasta me sorprendió un poco cuando sonó la música de los créditos y las luces se encendieron!
Volvimos a casa y me costó un montón despedirme de ella, pero no me quedó otro remedio: esa noche había cena familiar. El novio de mi madre, Javier, venía esa noche a cenar. Era algo que desde que habían empezado a salir, un año atrás, hacíamos frecuentemente. Al principio porque mi madre se esforzó mucho para que Javier se llevara bien con nosotros y encajara en la familia. Ahora que eso ya había pasado simplemente lo hacíamos porque era una costumbre. Lo que tanto mis hermanos como yo no entendíamos era por qué no se habían ido a vivir juntos todavía. Y desde que conocí a Britney y se convirtió en mi nueva vecina, lo único que esperaba era que si alguien se tuviera que mudar fuera Javier a nuestra casa.

Durante esa semana quedamos un par de veces más. Hacíamos tonterías, cosas simples como ir a tomar algo o simplemente pasear. Pero con ella todo me parecía divertido. En seguida me di cuenta de que era una chica especial: podías hablar con ella de mil cosas distintas (no como con esa gente que a la segunda frase ya no tiene más conversación), era divertida y un poco irónica, eso me gustaba. Además era sincera, sabía pasárselo bien, pero a la vez si había que hablar de algo difícil o necesitabas que te escuchara allí estaba.
Antes de que Vero y Diego llegaran había pasado unos días realmente malos y me sentía muy perdida (como ya expliqué anteriormente). Ahora sentía que había encontrado lo que me faltaba. Con Diego, cuando salíamos, faltaba precisamente lo que tenía ahora con Britney. Me llevaba bien con Diego y era guapo, pero cuando nos liábamos no sentía lo mismo que ahora con Britney. Y me había pasado lo mismo con otros chicos, no era problema de Diego. Por decirlo claramente, no me ponían. Antes no lo entendía, pero desde que empecé a conocer a Britney todo cobró sentido. Era difícil de asumir, aquello cambiaba las cosas de una manera radical, pero al menos era un paso más para entenderme a mí misma y para encontrar esa felicidad que llevaba tanto tiempo buscando.

El día de mi cumpleaños había quedado con Diego y una "amiga" suya, Pablo, Vero y Britney para salir todos juntos. Esa noche por fin podía ir a la discoteca; tendría 16 años. Por tonto que pueda parecer lo cierto es que me hacía ilusión.
Ese día me desperté más temprano de lo habitual porque venían a comer a casa el novio de mi madre, mis abuelos e incluso un par de tíos a los que no veía muy a menudo. Mi madre y mis hermanos se habían puesto de acuerdo y me regalaron entre todos una cámara de video (llevaba un año pidiéndola) y un portátil. Fueron unos regalos cojonudos, la verdad es que no podía pedir más.
Vero vino a casa por la mañana para felicitarme una vez más (lo había hecho a las 00:00 en punto, como todos los años) y también me trajo un regalito: era un CD antiguo de mi grupo favorito, Oasis; llevaba años buscándolo en cada tienda a la que iba.
- ¡Oh Dios! - le dije abrazándola - No me puedo creer que lo hayas encontrado. ¿Dónde?
- ¿Te acuerdas de que el finde antes de irme al campamento mis padres me llevaron a Madrid? Pues lo busqué por varias tiendas. Y apareció - lo dijo con una sonrisa de oreja a oreja, orgullosa de su regalo.
- ¡Joder, Vero, es el mejor regalo que me podrían haber hecho, además de un apartamento en Nueva York o una casa en una playa de California!
- Jajaja - dijo ella irónicamente.
La abracé de nuevo.
- No, en serio, gracias. Eres la mejor amiga que se puede tener.
Y era la verdad. Vero había estado a mi lado durante años y habíamos pasado de todo: el divorcio de sus padres, nuestros primeros novios, su primera vez, cuando se dio cuenta de que era bisexual, el accidente de mi hermano... de TODO. Pero Vero siempre estaba allí, no me había fallado nunca. Me sentía realmente orgullosa y afortunada de que fuera mi mejor amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario