martes, 27 de abril de 2010

CAPÍTULO 18 (PARTE 3)

- ¿Sabes? – dijo después de un rato – Pablo se está portando muy bien conmigo.
La miré sorprendida.
- ¿A qué viene eso?
- No sé, quería contártelo.
- Eso ya, digo que por qué se está portando bien.
- Me mandó varios mensajes para preguntarme por mi abuela y me consoló un poco el otro día cuando… Brit se puso así.
- ¿Te consoló en qué sentido?
- Mal pensada… solo hablo conmigo y me tranquilizó porque estaba bastante cabreada y como tú te habías ido con ella…
- Siento haberte dejado así.
- Da igual. Al fin y al cabo la bronca era vuestra.
- Ya, pero acabaste metida tú cuando en realidad no tenías nada que ver.
- Bueno, da igual. El caso es que estuvo majo.
Me incorporé un poco para verla mejor.
- ¿Vas a volver con él?
- No lo sé, en parte no quiero pero por otro lado…
- ¿Qué?
- Pues que me gusta tener a alguien que me de cariño, ya lo sabes.
- ¡Aish Vero! No puedes estar con alguien solo por eso, sobre todo si esa persona está enamorada de ti… por eso lo dejaste ¿recuerdas?
- Ya… pero ahora es distinto.
- ¿En qué exactamente?
- No sé, últimamente necesito más que nunca tener a alguien, tener ese cariño.
- Pero eso podemos dártelo cualquiera de nosotros… Diego o yo o incluso Britney.
- Pero no es igual.
- A no ser que estuvieras enamorada y que quieras volver por eso, yo la única diferencia que veo es que con él había sexo ¿tanta importancia le das a eso?
- ¡No es por el sexo! Buf da igual, ya no sé si quiero tener esta conversación.
- ¡Ey no! Si la empezaste será por algo así que explícate.
Estuvo un rato callada.
- Me refiero a alguien a quien pueda llamar a cualquier hora, que me abrace en cualquier parte sin importarle la gente, que me sorprenda con regalos o pequeños detalles, alguien con quien dormir abrazada…
- ¿Ya está?
- ¿Cómo que ya está?
- Es que si eso es todo no veo por qué no te basta con tus amigos o al menos conmigo. Vamos por partes: creí que ya sabías que podías llamarme a cualquier hora ¿no es así?
- Sí, solo era un ejemplo…
- Pues entonces el primer requisito lo cumplo. Bien, el segundo… no veo por qué no puedes abrazarme estemos donde estemos, de hecho lo haces. Y además ya sabes que yo hace tiempo que paso de lo que piense la gente.
- Ya – dijo pensativa.
- Pues entonces también cubro ese; en cuanto a lo de dormir con alguien es más chungo porque no vivimos juntas, pero de todas formas tampoco dormías muchas veces con Pablo, en la excursión y poco más…
- Pero algo es algo.
- Bueno pues puedes dormir conmigo mientras te quedes aquí, sigue siendo un “algo es algo”.
- ¿En serio?
- Claro, ni que fuera la primera vez…
- Ya, pero ahora tienes novia…
- Y tú antes tenías novio y dormías conmigo y antes, cuando yo estaba con Diego, también.
- ¿Y a ella no le importará?
- No creo, ¿por qué iba a importarle? Pero puedo preguntarle si te quedas más tranquila.
- Ok.
- A no ser que no quieras dormir conmigo, que también es entendible.
- Claro que quiero.
- Pues entonces ya cumplo tres requisitos. Y en cuanto al de los regalos sorpresa… - me levanté para coger mi bolso y escondí los caramelos detrás de mi espalda. Volví a tumbarme en la cama al mismo tiempo que se los enseñaba.
- ¡Amy! – dijo con cara de sorpresa y emoción. Se levantó corriendo y se tiró encima de mí, abrazándome.
- ¡Que te los cargas!
- ¡Ay perdón! - se tumbó a mi lado sin dejar de repetir que le hacía mucha ilusión y sin parar de darme las gracias.
- No hay de qué. Y eso, que cumplo con toooodos los requisitos.
- Ya lo creo…
Nos quedamos descansando un rato, una al lado de la otra, mientras abríamos la bolsa de caramelos y cogíamos uno. La miré de reojo y me fijé en que estaba sonriendo de una forma peculiar así que le pregunté qué le pasaba.
- Es que no sé cómo hacemos – dijo – pero desde hace algún tiempo siempre que hay dos camas en una habitación acabamos en una.
- Que mal sonó eso…
- ¡Pero es verdad!
- Ya…
No dije nada más ¿Qué podía decir? Era cierto, siempre que había dos camas terminábamos las dos en una, daba igual que fuera para hablar, para escuchar música, para hacer deberes, para ver la tele, para reír, para llorar o para dormir. Siempre pasaba, siempre acabábamos juntas. ¿Por qué? Era extraño. Pero no quise darle muchas vueltas así que una vez más, lo dejé pasar.
Fui a beber agua y al volver no pensé en tumbarme en la otra cama, me parecía una chorrada porque además acababa de decirle que podía dormir conmigo. Me tumbé con ella.
- ¿Entonces qué – dije después de un rato - duermes conmigo?
Asintió añadiendo:
- Si te parece bien…
- Claro que me parece bien. Eso sí, ya te aviso de que yo no tengo los fuertes brazos de Pablo para abrazarte – hice un gesto sacando músculo para que viera que no tengo – ni la tableta de chocolate, ni las piernas peludas para rozar las tuyas.
Se echó a reír y luego dijo:
- Da igual, yo te prefiero así. Es más, prefiero tu cuerpo – al ver mi “pocker face” añadió - ¡Oh, venga, ya sabes que tienes un buen cuerpo y que eres sexy! De todas formas no me refería a eso, me refería a que prefiero dormir abrazada al cuerpo suave, acogedor y dulce de una mujer que al peludo y fuerte de un tío.
- Yo también. ¿Sabes lo que necesitas de verdad? Tener, por fin, una novia. Y no esa idea de volver con Pablo, con el que ya tenías claro que no querías nada…
- Puede que tengas razón.
- Pues ya sabes, a la primera chica guapa y lesbiana que veas te lanzas.
Miró para mí y arqueó las cejas como diciendo: eres guapa y lesbiana. Así que añadí:
- Vale, a la segunda chica.

3 comentarios:

  1. me encanta como siempreeeeee
    te quiero preciosaaa
    cuidate

    ResponderEliminar
  2. oye .....que me caes mazo de bien en serioooo
    te quierooo preciosaaa:)
    danii

    ResponderEliminar
  3. jajaja gracias :)
    Tú tambien me caes muy bieenn xD

    ResponderEliminar