miércoles, 7 de abril de 2010

CAPÍTULO 16 (PARTE 2)

Media hora después los cuatro ya llevábamos dos copas cada uno. No quería que Britney bebiera porque no me parecía una buena idea teniendo en cuenta que en dos días empezaba el tratamiento, pero no me hizo caso y tampoco hay mucho que yo pudiera hacer, tampoco soy su madre…
Nos lo estábamos pasando realmente bien. Durante bastante tiempo estuve sola con Vero y Britney porque a Diego lo perdimos al poco tiempo de entrar, cuando se fue a saludar a unos amigos de su clase.
Estábamos las tres en la pista de baile, en el mismo rincón donde solíamos estar siempre que íbamos. Les dije intentando hacerme oír por encima de la música que iba a por otra copa a la barra. Antes de que me marchara Britney me pidió el móvil para mandarle un mensaje a su madre diciendo que iba a llegar tarde, porque el suyo no tenía batería. Salió fuera para poder mandarlo porque allí no había muy buena cobertura y Vero me acompañó a por la copa para no quedarse sola.
- ¿Qué tal te lo estás pasando? – dijo cogiendo una pajita de un vaso y jugando con ella con los labios.
- Muy bien.
- ¿Seguro?
- Sí, esta noche era lo que necesitaba.
- ¿Irte de fiesta y emborracharte?
- Estar contigo y con ella y pasárnoslo bien, sin nadie llorando, sin drama.
- Desengáñate Amy, en tu vida siempre habrá drama; eres como una estrella del rock.
Le saqué la lengua antes de girarme para pedirle al camarero lo que quería. Cuando la miré de nuevo, antes de pensar le di un beso en la mejilla.
- Gracias – dije.
- ¿Por qué?
- Por esta noche.
Justo en ese momento vi detrás de Vero a Elena, la chica con la que había hablado en la cafetería, la amiga de Paula. Nos estaba mirando y se acercó a nosotras antes de que Vero pudiera añadir nada como respuesta a mi frase o al beso.
- ¿Qué tal? – dijo Elena volviendo a darme dos besos y saludando también a Vero, aunque debo decir que hasta yo misma y mira que soy humilde y nunca me fijo en eso, me di cuenta de que a ella la saludaba con bastante menos efusividad. Empecé a fijarme en pequeños detalles, la forma de mirarme, de cogerme casualmente la mano o de tocarme cada vez que podía. Y caí en la cuenta de que Vero en la cafetería ya me había dicho que creía que estaba tonteando conmigo.
No quería que Brit volviera y se pusiera celosa sin necesidad porque pensara que yo le había dado pie a tontear o que yo también lo estaba haciendo, así que le dije a Vero que iba al baño y me separé de ellas, subiendo las escaleras.
Pero justo cuando cerré la puerta del baño escuché que volvía a abrirse y no sé por qué pero antes de girarme ya sabía que era ella. La saludé sin más y me metí en uno de los aseos, antes de que le diera tiempo a hacer nada. Cuando salí no estaba allí así que empecé a creer que a lo mejor eran solo paranoias mías. Bajé de nuevo y encontré en seguida a Vero, que ya estaba con Britney. Noté que había un ambiente raro pero antes de que me diera tiempo a preguntar, Elena, que venía detrás de mí sin que lo hubiera notado, saludó a Brit y se presentó. Noté que había pasado algo y que mi novia y Vero estaban raras pero no sabía cómo preguntárselo con Elena allí.
Después de cinco minutos de repente me preguntó:
- Escuché que estás con una chica, ¿es verdad?
- Sí, llevo bastante con ella.
- Me alegro por vosotras - dijo mirando a Vero.
- Eh no, no es ella – dije al instante riendo pero sorprendida porque ellas seguían serias – Es Britney.
- Ah perdón… es que como siempre estáis juntas y os vi antes en la barra…
- ¿Qué pasó en la barra? – dijo Brit, que empezaba a sonar cabreada.
- Nada, le di un beso en la mejilla.
- ¿Solo eso? ¿Seguro?
- ¿Se puede saber qué te pasa a ti?
- Lo que me pasa es que no soy idiota y que no quiero que me engañes con todas las tías de Pontevedra.
- ¿Qué? – yo también empezaba a enfadarme.
- Tonteas con esta – dijo señalando a Elena – te lías con Vero a mis espaldas… ¿hay alguna más?
- ¡¿De qué coño hablas?!
- ¿Por qué no vais mejor a hablar fuera? – nos interrumpió Vero.
- ¡Tú no te metas! – le contestó Brit casi chillándole.
- ¡Eh! No le hables así – me puse entre ellas temiendo de verdad que Britney siguiera metiendo la pata y que Vero no llegara a perdonarla algún día. Me di cuenta de que mucha gente a nuestro alrededor estaba pendiente de nosotras. La cogí de la mano y le pedí que saliéramos para hablar. Me soltó la mano con rabia a mitad de camino, enfadada aunque yo aún no entendía por qué.

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