miércoles, 2 de junio de 2010

CAPÍTULO 24 (PARTE 1)

MARZO 2009:
- ¿Qué tal el examen? – preguntó Britney dulcemente cuando llegué a su casa.
Me había pasado los dos días anteriores estudiando así que no nos habíamos visto desde el día después a su cumpleaños, cuando hacia las diez de la mañana nos fuimos de la casa de Diego, antes de que sus padres volvieran.
- Creo que bien. Historia se me da bien.
Hizo un gesto con la cabeza mientras soltaba una ligera sonrisita.
- ¿Qué? – pregunté.
- A ti todo se te da bien, pequeña.
- Boh. Sí claro… ambas sabemos mejor que nadie que no todo se me da bien.
- No perdona, yo sé mejor que nadie que todo se te da bien – lo dijo con una sonrisa pilla en la cara así que no pude evitar reírme también.
La abracé tirándola despacio sobre la cama.
- ¡Au! – Lo dijo muy bajo pero la oí.
- ¿Estás bien?
- Me duele la espalda.
- ¿Y eso?
- Tengo una herida. Es por la quimio.
Me quedé pensativa. Sé que no habíamos hablado mucho del tema salvo lo necesario pero me di cuenta de que debía preguntar más a menudo si estaba bien, física y mentalmente.
- ¿Algún efecto más?
- No… solo cansancio y de vez en cuando dolor en los brazos o en las piernas.
La miré detenidamente. Intentando, tal vez, decir con la mirada más de lo que era capaz de decir con palabras.
- Abrázame – susurró.
Y al instante estaba sobre ella. Apoyando la cabeza en su hombro. Presionando mi cuerpo con el suyo todo lo fuerte que pude sin hacerle daño.
Cuando nos separamos nos quedamos un rato mirándonos sin movernos; ella sentada en la cama y yo prácticamente sentada encima. Durante un segundo observé su mural, lleno de sitios que no conocía y en los que ella tampoco había estado aún.
- Tengo una idea.
Me vino a la cabeza de repente. Intentando encontrar algo que la hiciera sentirse mejor.
- ¿Qué es? – preguntó curiosa.
- Ya lo averiguarás – le cogí la mano y la ayudé a levantarse – Venga, vamos.
- ¿Me la vas a enseñar ahora?
- Claro.
Una expresión de alegría iluminó su rostro. Me besó rápidamente mientras cogía su abrigo y nos dirigíamos a la puerta.

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